La selección española de balonmano arrancó su andadura en el Europeo de Polonia con una sufrida victoria (32-29) sobre Alemania, en un encuentro en el que el conjunto español demostró el carácter y, sobre todo, la madurez necesaria para lidiar con oficio el ajustado marcador.

Ni las exclusiones, ni la tarjeta roja con la que fue castigado Maqueda, y que impidió al lateral disputar la segunda mitad, alteraron el pulso del conjunto español, que evidenció en Breslavia que es un serio aspirante al trono continental.

Pese a la insistencia del seleccionador español Manolo Cadenas, que no se cansó de reclamar en las jornadas previas la máxima intensidad para encarar el choque con los germanos, a España le costó arrancar. Especialmente en defensa, donde apenas recordó al equipo que hace apenas unos días maravilló en el torneo de Irún.

Tal y como confirman los seis goles (4-6) que los "hispanos" encajaron en los primeros cinco minutos de juego, una cifra que encendió todas las alarmas en el conjunto español, que se vio obligado a pedir con urgencia un tiempo muerto.

Un parón que no pudo sentar mejor a la selección española, que por fin, comenzó a parecerse al sólido conjunto que tiene en su defensa 6-0 el mejor argumento para soñar con un oro continental, que ya ha acariciado hasta en tres ocasiones.

Las ayudas, antes inexistentes, empezaron a aparecer y se cerraron los espacios anteriormente libres. Una mejoría defensiva que no tardó en trasladarse al marcador, donde el trabajo se vio recompensado con un contundente parcial de 8-1 que España (18-11, m. 22) al que respondió Alemania con tenacidad para marchase al descanso aún con opciones (18-15).

No obstante, más que el marcador, lo preocupante fue el nerviosismo que generó el arbitraje en el bando español, y que se incrementó con la roja directa que vio Jorge Maqueda tras estrellar un lanzamiento en el rostro de un jugador alemán. Roja que permitió una triple superioridad germánica que se solventó con una na gran parada de Sterbik y un sensacional gol de García.

Tras un intercambio constante de goles, con tres tantso de renta (28-25) España entró a los diez últimos minutos de juego. Un tiempo en el que España, a diferencia de Alemania, sí supo aprovechar sus superioridad numérica, tras las exclusiones de Steffen Weinhold y Niclas Pieczkowski, para ampliar su renta hasta los cuatro tantos (30-26) y certificar una victoria que tuvo que trabajar hasta el final (32-29).