El abuelense José Antonio Segovia dejó ayer sentenciada la Vuelta Ciclista a Zamora tras controlar junto a su equipo Super Froiz la carrera en todo momento, en la durísima etapa con final en el Alto del Padornelo que se anotó una de las grandes promesas del ciclismo español, el barcelonés Marc Soler que ya suena como futuro componente del Movistar profesional.

Sanabria nunca defrauda en las pruebas ciclistas que acoge y ayer, con una temperatura ideal que nunca superó los 25 grados, ofreció un espectáculo de alto nivel deportivo con un equipo Super Froiz y su líder, José Antonio de Segovia, que resistieron los numerosos ataques que recibieron de sus rivales. Era una jornada de alta montaña, con seis puertos puntuables a la que llegaba como líder Francisco García Rus, un corredor que sufre en la montaña, con De Segovia pisándole los talones a cinco segundos.

El Super Froiz dirigido personalmente esta vez por Evaristo Portela sabía que, independientemente de lo que ocurriera con el resto de los equipos, el rival a batir era García Rus. Desde el principio, el equipo gallego impuso un ritmo exigente en el pelotón encaminado a probar al líder e intentar que perdiera contacto lo antes posible con De Segovia.

Así el Froiz permitió las primeras escaramuzas en las que ni siquiera colocó a sus corredores, pendiente del maillot amarillo que pronto demostró que no era la etapa de ayer la suya. Aparecía por aquel entonces el Rías Baixas colocando a Rubén García por delante, al que se le sumaba el siempre combativo David de Francisco. Pero el primer ataque serio lo protagonizó el salmantino Héctor Dueñas, atacando de lejos en el vertiginoso y siempre peligroso descenso a Castromil donde comenzó a mostrar sus cartas y conseguía una ventaja de 45 segundos en la subida a San Ciprián que pronto llegaría al minuto. Por detrás continuaban produciéndose escaramuzas de varios corredores sin opciones a la general que terminaron por arruinar la escapada del ciclista charro que no pudo ayer emular las importantes hazañas protagonizadas por su hermano Moisés en ediciones anteriores de la Vuelta a Zamora.

Ya por aquel entonces, el equipo más activo del pelotón era el Lizarte vasco que regresaba a la ronda provincial tras varios años de ausencia y hasta entonces no había tenido prácticamente protagonismo en la carrera. Raúl Martínez y Luis Pascual se apuntaron a los ataques pero pronto Marc Soler comenzó a mostrar sus cartas entrando en un corte de una docena de corredores.

Otro lizarte, Antonio Pedrero también se dejaba ver, pero el Froiz seguía controlando, lograba descolgar a García Rus y no daba demasiada importancia a los grupos que continuaban formándose y deshaciéndose de continuo en cabeza de la carrera.

Pero Soler decidió poner de manifiesto su enorme categoría como rodador y ciclista completo en el primer paso por Lubián que se producía en el kilómetro 37. Al barcelonés le quedaban por delante 70 kilómetros y el pelotón no pareció darle mayor importancia a su fuga.

Pronto se pudo comprobar que Soler iba en serio porque su ventaja no paraba de incrementarse y llegó a los 3 minutos en el siguiente paso por La Canda. El corredor del Lizarte, que esta temporada había sumado ya cinco victorias de etapa en carreras del País Vasco donde suele competir, afrontó así el tramo decisivo de la carrera, la ascensión al puerto de Lodario y ya por Hermisende disponía de 2´50´´ de ventaja sobre un grupo perseguidor y 4´20´´ sobre el pelotón principal.

Fue el momento en el que el Super Froiz tocó a rebato y decidió que había que imponer la ley para asegurar el liderato de José Antonio de Segovia.

El héroe de la jornada incrementó su ventaja en el último puerto

El equipo pontevedrés mantenía a su bloque íntegro y eran ellos los que marcaron el ritmo en la superexigente ascensión desde Castromil a donde llegaron, en el grupo de favoritos, unas veinte unidades. Poco a poco se fueron descolgando los más débiles, mientras Soler iba cediendo pedalada a pedalada terreno a sus perseguidores con De Segovia, Merino y Gómez, del Froiz, mandando en la persecución y controlando a la perfección la carrera. Soler nunca llegó a preocupar especialmente a los favoritos porque en la segunda etapa había cedido 7 minutos por un fallo estratégico, y coronaba el gran puertón de la jornada con algo más de un minuto de ventaja tras retorcerse sobre la bici en los últimos kilómetros de ascensión.

Todo parecía servido para que los perseguidores se disputasen el triunfo en el último puerto de la jornada, el de Padornelo que escondía una desagradable sorpresa con tres kilómetros finales estremadamente difíciles. Los tres froiz, Daniel Domínguez (Tricantina), Mikel Bizkarra (Gomur), Martín Lestido (Levante) e Imanol Estévez (Zirauna) pasaron por última vez por Lubián cediendo solo 1´08´´ sobre el corredor escapado. Pero Soler, lejos de venirse abajo, se recuperó bastante y llegó a incrementar su ventaja hasta 1´45´´, una ventaja que ya no perdería y que le permitió entrar en la meta en solitario.