El zamoran Martín Ramos transmitió ayer a través de su página web que «Se acabó la expedición» al Kangchenjunga en la que pretendía alcanzar su novena cumbre de más de ocho mil metros junto al asturiano Jorge Egocheaga. Ya el esoloveno Peter Hamor había advertido días antes del peligro que comportan en esta montaña -la tercera más alta del planeta- las avalanchas y una avalancha fue la que arruinó las ilusiones de los dos montañeros ayer mismo cuando intentaban alcanzar el campo 2.

«Martín y Jorge, ascendiendo ayer por encima del C1, fueron alcanzados por una avalancha resultando con heridas sin gravedad pero que les impiden continuar con la expedición», informaba ayer la página web del zamorano.

Martín Ramos habló ayer por teléfono por su familia y les transmitió que se encuentra bien físicamente, sin embargo, todo parece apuntar a que Egocheaga tiene dañada una mano, lo que había arruinado la posibilidad de continuar con la ascensión en próximos intentos.

Los dos compañeros fueron evacuados en helicóptero a Katmandú, donde esperan ya a que, desde España, se pueda gestionar un billete de avión que les devuelva de nuevo a España.

Martín, pese al laconismo de la información que transmitió ayer, deja clara la gravedad del accidente que sufrieron cuando transmitía: «"Estamos vivos", fueron las palabras que me lanzó Jorge cuando me lamentaba al contemplar sus dedos de la mano izquierda». «Así de sencillo fué, "para mi se terminó". Dos días sobre la montaña, no una montaña cualquiera, no, el Kangchenchunga», añadió Ramos quien reconocía que las sensaciones durante la ascensión habían sido «como siempre», o sea, muy buenas ya que a nadie se le escapa que esta pareja es hoy por hoy, una de las más eficaces y rápidas en el mundo del himalayismo, como lo han demostrado en anteriores ocasiones liderando las ascensiones frente a reputados montañeros.

«No podía estar mejor -añadió Ramos-, la situación era ideal, poca gente, siempre delante (en esos dos días). Hubiera sido...», y continuaba narrando la avalancha: «Nos atrapó, nos arrastró hasta que la grieta nos detuvo. "Estamos vivos", "esta montaña no me quiere"..., exclamó Egocheaga quien en 2009 tuvo que retirarse también debido a una bronquitis. «La montaña nos seguirá llamando y sucumbiremos a sus encantos de viento, nieve y frío, pero sobre todo: amistad, hermano, compañero», concluyó.

Ramos y Egocheaga habían realizado una primera equipación del campo 1 el día anterior, y ayer afrontaron una nueva subida con el objetivo de continuar alcanzando altura, instalando depósitos de materia, y al tiempo logrando la adecuada adaptación a la gran altitud.