Un perro carea, llamado nada menos que "Tayson", provocó el pasado miércoles la muerte de quince ovejas en la explotación ganadera de su propio amo, José Silvo, de Fornillos de Fermoselle.

Un carea, que en esencia debiera atender el ganado con la diligencia que se espera de perros adiestrados para cumplir la gran misión de pastores, terminó causando un estrago ganadero en pleno corazón del Parque Natural Arribes del Duero y Reserva de la Biofera.

La escabechina llamó la atención, antes que a nadie, del propio dueño José Silvo, que es un hombre que vive con devoción y amor el mundo ganadero, con gran orgullo además de sus animales.

El suceso ocurrió en el hatajo radicado en el pago denominado "Las Uvadas". El carea descargó su furia predadora en las reses de su amo tras soltarse y desplazarse más que ligero hasta el lugar, y lanzarse de lleno y como un energúmeno contra las ovejas.

Realizó su labor a pleno día, al mediodía, porque mientras el dueño preparaba los arreos para realizar sus trabajos, el perro se adelantó y se presentó en la finca. Cuando Silvo llegó la faena estaba hecha.

Familiares del ganadero reconocieron ayer que la inclinación de "Tayson" a matar ovejas no es nueva y era conocida. De hecho, el animal ha pasado largas temporadas atado y controlado para evitar que hiciera de las suyas, ya fuera con el ganado del propio dueño como de otros ganaderos de la localidad arribeña.

Las citadas fuentes ponen de manifiesto que la mayoría de las ovejas murieron "por asfixia", al agolparse unas sobre otras en medio de la confusión y espanto que provocó la entrada del perro en el recinto, con unas formas asesinas.

De su operación daban fe los propios animales aniquilados e incluso parte de los supervivientes, porque mostraban una imagen propia de una guerra debido a que la muerte y la supervivencia se dio en un escenario húmedo. Algunas reses estaban negras como el hollín.

Es un perro con carácter, un carea de cierta envergadura que aterrorizó al ganado cuando libre de ataduras entró en acción.

El desastre provocado exigió al ganadero de Fornillos de Fermoselle seguir los mismos pasos que si fuera una lobada, y dar cuenta de lo sucedido a los organismos correspondientes.

"El perro pasó a mejor vida" dijeron ayer familiares de Silvo.

José Silvo es un ganadero que mantiene vivo el sector de la ganadería en el pueblo de Fornillos. Vive además el oficio con una pasión especial. Es de los que está satisfecho de seguir con la tradición ganadera y que gusta de mantener el ovino como uno de los recursos vitales del medio rural. Este suceso pone un contrapunto a las lobadas denunciadas estos pasados días en las cercanías.