Nació el camino rural de Fradellos a Flores como una vía de comunicación necesaria para acortar distancias entre ambos pueblos, directo y más corta, porque otra no existe, pero a la vez indirectamente para comunicar la ZA-P-1405 de Zamora a Mahide (Cruce casco urbano de Gallegos del Río) con la ZA-P-1407 (Alcañices-Benavente en el cruce Rabanales-Bercianos).

Gracias al Plan de Ordenación de Explotaciones "Sayago-Aliste" de la Junta de Castilla y León y Ministerio de Agricultura se construyó un acceso que después de siglos de desidia y caminos de herradura y de rodera unía a dos pueblos: Flores y Fradellos. Se hizo el camino, pero, cosas de este país y de nuestros gobernantes, estos nos se enteraron o no quisieron enterarse, que había que cruzar el río Cebal. Con lo cual hubo camino asfaltado para el verano, cuando el Cebal se secaba, pues en otoño, invierno y primavera cuando llovía, había que cruzar sobre las aguas como en las tristes aventuras del "Cuerno de África".

Siendo alcaldes Jesús Prieto Moral (Ayuntamiento de Rabanales) y María Concepción Carbajo (Municipio de Gallegos del Río) por fin se logró construir el ansiado y necesario puente. Mucho gozo, que empezó a caer un pozo, cuando allí mismo, en la inauguración, a pie de ribera, el entonces Delegado de la Junta Juan Seisdedos Robles, les ofreció al los alcaldes la cesión gratuita de los caminos rurales. Todos aceptaron el "gran chollo", bueno, todos no, sólo Juan Garrido Ferrero, de San Vicente de la Cabeza, dijo que el no lo veía claro y no firmaría, ni firmó, consciente que aquello más que un presente era un caramelo envenenado: la Junta cedía gratis los caminos, lo cual conllevaba que los ayuntamientos habrían de costear el mantenimiento, algo materialmente imposible. En la mayoría de los casos el arreglo duplica el total de presupuesto general.

Para ver que el camino de Flores a Fradellos como más les guste, necesita un arreglo, no hacen falta bases, ni técnicos, ni plenos de la Diputación de Zamora. Basta con coger e irse a dar un paseo por él, ayer lo hice, andando, porque con vehículos es imposible, y enseguida te das cuenta que es más apacible y seguro caminar por las tierras, campo a través, que por propia capa de rodadura, desaparecida y convertida en socavones como si allí hubiera tenido lugar el desembarco de Normandía. No es de recibo que la calificación de "Muy Malo" sirva igual para un camino con fisuras en su 50%, baches en su 40% y piel de cocodrilo en el 20%, que para otro donde el asfaltado no suma ni un metro cuadrado digno en cuatro kilómetros. Los vecinos de Flores y de Fradellos y de los pueblos cercanos, los usuarios, se quejan y con razón. El camino de Fradellos a Flores necesita una capa de rodadura ya. No hay excusas posibles. El problema de utilizar el camino no es reventar una rueda o dejar siniestro total el vehículo, la realidad es que circular por el es jugarse la vida a cara o cruz. Más pronto que tarde habrá algún siniestro grave, alguien morirá, y entonces habrá que buscar culpables y no va a ser difícil encontrarlos.