Cientos de aficionados a los espectáculos taurinos siguieron ayer de cerca el desarrollo del encierro mixto, de prado y calle, organizado en San Miguel de la Ribera con motivo de la celebración de los festejos de San Miguel. Acudieron los seguidores de diversos puntos de la comarca y algunos aficionados de localidades salmantinas próximas atraídos por un evento capaz de deparar todo tipo de emociones. En el prado fueron soltados, pasadas las diez de la mañana, tres novillos que no tardaron en acoplarse a la orografía de la pradera, con preferencia a querenciarse a la zona del regato que cruza el prado.

Una treintena de caballistas salieron al terreno para afrontar con los astados el desafío del encierro que se desarrolló principalmente en una parte de la pradera para desencanto de muchos aficionados instalados en otros puntos, y que criticaron la falta de movimiento de todos los protagonistas. Allí donde toros, caballistas y jinetes mantuvieron sus astas y picas en alto hubo comportamientos que pusieron de manifiesto la veta brava de los animales y la pericia de algunos jinetes para resolver con buen paso las arremetidas y las acometidas.

Algunos aficionados quisieron ver en la fuerza de los astados un desgaste, derivado de su puesta en escena durante "el duelo" de recortes, que también concitó una gran presencia de aficionados. El encierro se prolongó por un tiempo que no llegó a la hora, consiguiendo meter a dos toros con los bueyes hasta la calle, siendo seguido por el tercer novillo.

El encierro siguió su curso en la calle, donde fueron soltados otros dos novillos. Esta modalidad dio protagonismo a los aficionados que gustan de tentar y citar a los toros a pie. El ir y venir de una zona a la otra propició satisfacciones a algunos valientes que pusieron a prueba sus dotes, y agradó a quienes seguían la evolución con todo el interés del mundo. Fue un encierro sin incidentes reseñables, calificado de "regular".

El festival taurino atrajo ayer tarde a los más entendidos en el mundo del toro, que siguieron con detalle las muestras y el arte de los matadores Daniel Martín, Serafín Martín, Finito de Córdoba y Manuel Diosleguarde, que lidiaron toros de la ganadería Valdesfresno.

El gran triunfador de la jornada fue el novillero Manuel Diosleguarde cuya labor fue reconocida por el público con dos orejas y rabo. Finito de Córdoba consiguió el aplauso del respetable que no fue más allá en las concesiones al fallar con la espada. Daniel Martín salió de la plaza con dos orejas, al igual que el matador Serafín Marín.

El público llenó algo más de media plaza pero disfrutó de un festival que contó con la presencia de matadores y un novillero "voluntariosos y dispuestos" en expresión de Arturo Delgado. Pone de manifiesto que no todos los toros estuvieron a gran altura, con alguno mostrando una cierta flojedad, pero el espectáculo taurino dejó a los asistentes satisfechos por la buena actuación de los protagonistas.

El deseo de triunfar y dejar una buena estampa taurino incentivó a los matadores a dar lo mejor de sí en un festival que congregó en la plaza de San Miguel de la Ribera a aficionados de toda la zona.