Esta es la historia de un sueño cumplido. Han pasado 14 años desde que Javier Domínguez, astrofísico zamorano, se planteó construir un observatorio astronómico. Circunstancias de la vida le han llevado por otros derroteros laborales y esa privación de su verdadera pasión ha acrecentado el empeño por el proyecto de Sobradillo de Palomares, construido para "hacer ciencia".

Una iniciativa pionera en Zamora, abierta a la investigación y al alquiler, presencial o telemático, por astrónomos y aficionados "un poco avanzados". El observatorio contará con una web potente que ofrezca un servicio a distancia "a cualquier experto desde cualquier parte del mundo" explica Domínguez. El ordenador principal dispone de un servidor desde el que se maneja el telescopio y una cámara de alta sensibilidad, preparada para hacer exposiciones muy largas que pueden durar "dos horas y hasta cuatro".

También será posible programar observaciones, previa planificación del día y la hora; un servicio a la carta para observar y obtener fotografías del universo que se divisa desde Sobradillo; "por ejemplo, para un estudiante o investigador que está en el hemisferio sur y quiera un enlace que solo se pueda sacar desde aquí". Según Javier Domínguez, "a pesar de los avances en astronomía en las últimas décadas, sobre todo a partir del Hubble, todavía se puede hacer mucha ciencia con un telescopio de estas características".

En ocasiones especiales, por ejemplo un eclipse o el tránsito de un cometa, el público en general podrá observar el fenómeno a través de la web en "vídeostraming".

El centro se abre también a la vía divulgativa, con talleres para colegios e institutos; o al alquiler a estudiantes de física o astronomía. Posibilidades hoy inviables hasta que se resuelva el problema de los accesos al observatorio. Es uno de los inconvenientes con los que se ha encontrado este astrofísico que, con la excepción la obra civil, ha creado los elementos más técnicos (ordenadores al margen); desde el telescopio, pieza a pieza -la "joya" es un espejo con un diámetro de 20 pulgadas y 49 kilos de peso comprado en Estados Unidos-, hasta la no menos complicada cúpula de 5,20 metros de diámetro; "no encontré ninguna empresa en Zamora que, en condiciones razonables, la pudiera hacer, así que no tuve más remedio que ponerme yo".

Una obra artesanal, depurada y calibrada, sin margen de error. "La cúpula tiene esa forma para que el viento no genere mucha turbulencia, y se ha elaborado en chapa blanca para que cuando se hace de noche, la temperatura en el interior sea lo más próxima a la temperatura ambiente; porque las variaciones generan pequeñas corrientes de aire que afectan a la óptica y los objetos pierden nitidez". Eso explica también que el tejado sea de chapa y no de teja, pues "los productos cerámicos tienen mucha inercia térmica".

En cuanto al edificio, consta de una planta de 45 metros cuadrados, con la sala del telescopio en la parte superior, con la cúpula giratoria y apertura automática. En la planta baja hay una sala funcional de trabajo; en una parte están los ordenadores y en la otra una mesa ovalada para estudiar cartas estelares o hacer trabajos en grupo, además de la estancia de sofá más cómoda, cocina y baño, adecuado para pasar las noches "medianamente cómodos".

En un observatorio astronómico la vida comienza cuando llega la noche con la inmensidad del firmamento, que con la tecnología instalada en este rincón de Sayago permite ver galaxias, nebulosas planetarias o cúmulos de estrellas con bastante nitidez. "El telescopio tiene un límite de magnitud teórico 15,5, pero debido a la sensibilidad y tiempos de integración de la cámara CCD, y al software de reducción de imágenes científicas, se pueden observar objetos de magnitud aparente 19" explica el astrofísico.

"Podrán observarse objetos que existieron 1.500 millones de años después del Big Bang. Hay que tener en cuenta que actualmente el universo tiene 13.700 millones de años aproximadamente". A pesar de tener Zamora al lado, que es la mayor fuente de contaminación lumínica, "la calidad del cielo es buena" precisa Domínguez. Desde Sobradillo se van a poder ver "objetos bastante tenues, con una luminosidad baja porque el telescopio, para ser de aficionado, tiene un diámetro de bastante superficie, 20 pulgadas". Para hacerse una idea, la Universidad de Salamanca "tiene una bastante parecido, pero está situado en el casco urbano y no se le puede sacar todo el provecho", debido a la contaminación lumínica, uno de sus quebraderos de cabeza.

Aunque está ya todo montado, Domínguez pasa todavía muchas horas realizando ajustes y resolviendo problemas. Ya ha tomado imágenes con exposiciones de solo 8 segundos, objetos de magnitud visual en el límite teórico observable por el telescopio Esto "da una idea del potencial que tiene el observatorio".