Es un pequeño ser marrón con alas de poco más de un centímetro de longitud, pero ha llegado a ser calificado de "plaga bíblica" allí donde ha proliferado debido al devastador efecto que produce sobre las cosechas de patata. La polilla guatemalteca (Tecia solanivora) cruzó el charco en 1999 en un lote de tubérculos importado de sudamérica a la isla de Tenerife, donde aún no se han logrado deshacer del insecto, en 2015 se detectó en Galicia y más tarde en Asturias, dos comunidades limítrofes con Castilla y León. La región produce más de 2 millones de toneladas de patata al año, por eso la Consejería de Agricultura y Ganadería ha puesto en marcha medidas de prevención y detección precoz de la presencia de este pequeño animal cuya larva se alimenta del tubérculo, horadando largas galerías que lo dejan inservible para su consumo.

Por un lado, en Castilla y León se llevan a cabo dos inspecciones anuales en almacenes colectivos o centros de expedición en busca de síntomas de la plaga -presencia de galerías sospechosas-. Además, si las instalaciones reciben patata procedente de las Comunidades donde ya se ha detectado la polilla, tienen la obligación de colocar una trampa con feromona sexual.

Por otra parte, la Consejería lleva a cabo inspecciones en los cultivos de forma simultánea a las que se realizan para otros organismos de cuarentena de patata. En el campo, la mejor forma de detectar la polilla guatemalteca es mediante la instalación de trampas con feromona sexual para la captura de machos, porque a diferencia de la plaga autóctona (Pthorimaea operculella), que produce daños en la hoja de la planta, la guatemalteca solo genera galerías en el propio tubérculo y cuando estas son visibles los efectos sobre la cosecha ya son irreversibles.

La "Tecia" ha sido catalogado como "organismo de cuarentena" por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama) y su erradicación se considera de utilidad pública, por ello la lucha contra este organismo exige el empleo de medios conjuntos y coordinados. Los operadores de patata y los productores deberán notificar inmediatamente a las Consejerías de Agricultura las partidas de patatas, parcelas o instalaciones de almacenamiento en los que exista sospecha de presencia de la polilla, las Comunidades Autónomas efectuarán prospecciones y controles sistemáticos para descubrir su presencia, y cuando se confirme el Gobierno autonómico establecerá sin demora una zona demarcada que comprenderá una zona infestada y una zona tampón, adoptará medidas cautelares y de control y notificará inmediatamente las zonas demarcadas a la Dirección General de Sanidad de la Producción Agraria.

Entre las medidas de control y erradicación se incluyen restricciones a la circulación de patata de zonas demarcadas, distintas dependiendo de si proceden de la zona infestada o de la zona tampón. En cualquier caso, los movimientos siempre se acompañarán de pasaporte fitosanitario. Además, los operadores que envíen o reciban patata procedente de comunidades autónomas que hayan declarado la presencia de la plaga deberán comunicar este hecho a la autoridad competente. Actualmente, las zonas demarcadas comprenden el norte de las provincias de La Coruña y Lugo, varios municipios del occidente asturiano, además de Gijón, y las islas de Tenerife, Gran Canaria, La Palma, La Gomera y El Hierro.