Viñedos y olivares han pagado las consecuencias del devastador incendio forestal en Fermoselle, Pinilla de Fermoselle y Fornillos que, una semana después de su declaración, aún permanece activo y mantiene en vilo a los habitantes de la zona. Los vecinos de Pinilla temblaron cuando el jueves se reavivaban las llamas por las inmediaciones de la ermita, como ratifica su alcaldesa Margarita Pérez, mientras continúa el vaivén de helicópteros y cuadrillas.

El paso del tiempo permite también comprobar la verdadera dimensión de los daños, más allá de penoso escenario que se presenta a la vista de un territorio emblemático, en el corazón del Parque Natural Arribes del Duero. Apenas una semana después del desastre, Carlos Capilla y Rocío Carrascal, técnico y secretaria de la Denominación de Origen Arribes, han realizado la primera visita de campo a los viñedos. El balance es desigual.

"Después del incendio vamos a tener tres escenarios: las cepas más alejadas del fuego que no están afectadas; las próximas a los focos donde las hojas se han secado, con lo cual tenemos una pérdida de cosecha pero lo previsible es que el año que viene vuelvan a brotar, las yemas pueden ser fértiles. Y hay plantas donde se ha prendido fuego, han estado muy cerca del foco y directamente se han quemado, no son recuperables y habrá que arrancar" explica Carlos Capilla mientras comprueba "in situ" cómo hay plantas completamente calcinadas en una parcela con viñas viejas, en entorno de Fermoselle.

En muchos casos son viñedos a los que pilló la helada de abril, el granizo de julio y ahora el incendio. "Hay gente que directamente no va a vendimiar" certifica el técnico. Algunos se disponían a cosechar el pasado fin de semana y otros ya habían comenzado a recoger uva en una campaña que se prevé "bastante lenta y escalonada porque las zonas han brotado de forma irregular" precisa Carrascal.

Pese a la afectación en los viñedos, en el conjunto de la D. O. no se espera una incidencia muy acusada porque "por esta zona no quedan muchas viñas". Pero el viñedo y su marca de calidad no deja de ser "un eslabón" de este paraíso que ha quedado muy tocado. "Es el momento de mirar para adelante y que la gente siga viniendo a los Arribes y disfrute de sus paisajes y sus productos naturales; seguimos estando aquí", apunta Rocío Carrascal.