Sin rastro. Diez y once días después respectivamente de las desapariciones de Miguel Fernández, en Gallegos del Campo, y Carmen Carracedo en Rozas de Sanabria, no se encuentra señal alguna de su paradero. Por incomprensible que resulte para los vecinos de ambos pueblos, dadas las circunstancias y el estado físico de Miguel y Carmen, los sucesivos rastreos que se han mantenido a diario y hasta con dos batidas por día no han arrojado luz.

Ayer por la mañana un grupo de personas se volvía a reunir a primera hora en Gallegos del Campo para emprender una nueva batida, esta vez por la ribera hasta Vega de Nuez y los pinares de Figueruela de Abajo. Bajo la coordinación de la Guardia Civil que ayer volvió a incorporar a la Unidad Canina, los voluntarios se repartieron el terreno y con palos y perros volvieron a echarse al monte y caminos. Sin noticias.

El paso del tiempo va desanimando a la gente, que también acusa el cansancio porque han sido días de mucho calor con salidas de mañana y tarde. Por eso, ayer se decidió que a partir de ahora los rastreos se realizarán solo por la tarde "para que la gente pueda hacer sus faenas y a ver si bajan un poco las temperaturas" explica Carlos Pérez Domínguez, alcalde de Figueruela de Arriba, a cuyo Ayuntamiento pertenece Gallegos del Campo.

El regidor se ha mantenido a diario al frente de las batidas vecinales colaborando activamente con la Guardia Civil. "Ya no sabemos ni por donde mirar, hay zonas por las que hemos pasado hasta tres veces y no se capta nada. Si estuviera el cuerpo después de tanto tiempo tendría que oler o ver a las carroñeras rondando, pero nada de nada" expone Carlos Pérez, a la vez que destaca la colaboración vecinal con días "de 80 personas saliendo; la gente no se rinde pero es verdad que no se encuentra explicación a lo que puede haber pasado".

Sobre Miguel Fernández, un jubilado que jubilado que trabajó toda la vida en Madrid en un taller, asegura que era una persona "con mucha voluntad, le costaba andar pero sabía que tenía que hacerlo y no perdía su rutina diaria". Apunta Carlos Pérez que la familia "se pensaba marchar el domingo para Madrid (tras pasar el verano en Gallegos del Campo) y el hombre se iba tan contento, se sentía muy a gusto".

Ante todas estas circunstancias no se encuentra explicación a la desaparición del señor y, a medida que pasa el tiempo, se suceden todo tipo de comentarios que no hacen más que alimentar las incógnitas. "La gente piensa de todo" apunta el alcalde, sin entrar en mayores detalles.

Pero en el sentir general subyacen miedos, más cuando se piensa que en estos momentos son tres las personas desaparecidas la provincia, dos mayores y una tercera con importantes limitaciones físicas. "Ya está diciendo la gente que este otoño no va a setas", comenta un vecino que ha participado en los rastreos en Rozas.

Carmen Carracedo aparece entre la lista de personas registradas por la Asociación Sosdesaparecidos, creada para la ayuda y difusión de casos de personas desaparecidas. En Rozas también se ha venido manteniendo la búsqueda, aunque la participación de voluntarios cada vez es menor. El caso está igualmente rodeado de misterio y la Guardia Civil no cierra ninguna vía sobre las circunstancias de la desaparición de esta mujer viuda que "lo más que caminaba eran cincuenta o 60 metros de su casa a las escuelas y tardaba media hora".

Con esas limitaciones a los vecinos y la familia les resulta "incomprensible" que se haya podido mover muy lejos de la casa donde vivía con su madre y su hermano.