Pereruela de Sayago volvió a ejercer ayer como capital del barro en la feria de Alfareruela que cumple su octava edición entre luces y sombras. Así lo quiso expresar el alcalde, Jesús Carnero, quien cuestionó "los criterios de organización" de la feria por parte de la Diputación. "Se debe dejar a un lado la política y darle más protagonismo, primero a los alfareros y luego al pueblo" expresó el regidor socialista en presencia del vicepresidente de la Diputación, el popular Aurelio Tomás, encargado de inaugurar Alfareruela.

Tras evidenciar los resultados de la feria, "con pocos puestos y más políticos que público", Jesús Carnero defendió que "se deberían cambiar los papeles, es decir, organizar el Ayuntamiento y colaborar la Diputación porque en estos dos años hemos trabajado en balde". Unas manifestaciones que tuvieron la réplica de Aurelio Tomás al defender "la importante aportación de la Diputación al mundo rural", poniendo como ejemplo el "apoyo a la alfarería, que está creando riqueza y desarrollo en Pereruela, y manteniendo una tradición que contribuye a fijar población, especialmente femenina". El vicepresidente tercero defendió inversiones realizadas en Pereruela y mejora de infraestructuras con dos ejemplos: "esta plaza de granito en la que nos encontramos y el Centro de Interpretación del Barro". Antes, el alcalde había alertado de que "si no se pone remedio desde las instituciones y se hacen más inversiones, acabarán con el mundo rural".

Rifirrafe político al margen, Alfareruela volvió a ser un escaparate de la alfarería tradicional y se entregaron los premios a los mejores cacharros. El primero fue para Rafael Rodríguez de Alfar Ramos de Arroyo de la Luz (Cáceres), el segundo para Francisco Pascual y el tercero para María del Carmen Pascual (ambos de Moveros).

La venta de alfarería estuvo acompañada de demostraciones por parte de alfareros, una comida popular y la actuación del grupo "Alollano".