La vida es una carrera de fondo que se acaba siempre antes de la meta. Es tan dura la existencia que necesita posadas donde repostar, donde recibir el premio y el relevo para seguir hasta la próxima estación, hasta el lugar donde ya no hay relevo. Hay vidas tan duras que no tienen ni posadas donde repostar, viven a la intemperie. Por eso necesitan un clavo al que agarrarse, unen su existencia al azar, a la casualidad, a la justicia divina que solo es el recurso falaz de los necesitados anclados en la desesperanza.

Ayer fue localizado el cuerpo del pastor marroquí tragado por la tierra en el pago de Valderrey, a las puertas de Zamora. Llevaba cuatro años haciendo galerías en busca de un imaginario tesoro. Como un topo trabajaba por la noche a destajo, haciendo horas extras de ilusión. El tesoro, del que nunca tuvo pruebas, solo una frase de alguien lanzada en una conversación aparentemente intrascendente pero que cuajó en el alma del pastor, como el estramonio en los barbechos de verano.

Ha caído reventado por la tangana del destino. Su soledad se derrumbó sobre él cuando la provincia bailaba en las plazas rurales o corría delante de toros buscando engañar su propia condición de víctima irreverente. La alegría bullanguera de arriba se tornó oscuridad con sabor acre sin madurar. Todo quedó inundado de nada y se rompió la noche en mil sombras. Nadie se apiada de los desposeídos. Y menos cuando mueren por una ilusión tan inconsistente como una nube en una mañana de niebla. Confirmada la tragedia, vienen las interpretaciones. Algunas cargadas del veneno que supura la realidad más descarnada.

El pastor joven se ha muerto buscando su destino que no había encontrado en las ovejas de otros. Todo el mundo tiene derecho a soñar. De hecho este mundo, este universo inconsistente, se asienta sobre columnas de sueños, millones que sujetan la existencia que va desde que se ve la primera luz hasta que se apaga la vela.

Ahora dicen que habrá muchos más en el pago de Valderrey excavando para encontrar el tesoro. A mí no me extrañaría.