El gran río Esla fue durante siglos, aparte de fuente de riqueza con sus frondosas riberas ("Rico Bayo") también una frontera límite, más aún en tiempos de grandes avenidas. Ricobayo, que también tuvo barca para cruzarlo, fue el primer lugar en contar gran puente para salvar el cauce sin problemas desde el siglo XIII. Derribado, en la primera mitad del siglo XIX, su reconstrucción llegaba primero en 1841 y después en 1845. Una de las mayores crecidas del Esla tuvo lugar en el año 1843.