Otra localidad más que se suma a la larga y sustanciosa programación de nuestra provincia. Hoy sábado, en el patio de las escuelas, una velada jonda de campanillas. Coreses tiene larga tradición flamenca, aunque habitualmente haya sido en forma de fiestas de cabales en alguna de sus bodegas. Memorables fueron las celebradas en la de Cordero, en las que llegaron a participar el propio Manolo Caracol en sus primeros y amorosos años con Lola Flores. Significativa también, es la habitual presencia de aficionados coresinos en las actividades flamencas más habituales de nuestra capital y provincia.

Tres cantaores con sus respectivas guitarras. Dos aficionados notables de nuestra provincia y un profesional como la copa de un pino.

Eva Valle, la gran promesa flamenca zamorana, vuelve a Coreses, donde ya estuvo con rotundo éxito refrendado por un público enfervorizado y puesto en pie. También en aquella ocasión le tocó su guitarrista habitual, el maestro Antonio Regalado, zamorano de pro y aficionado cabal.

El torrente de Valdemimbre. Ángel Hernández de Sanzoles, desgranará soleares, fandangos y lo que se tercie de copla española. El sanzoleño sin vivir en una barrica de roble, va adquiriendo buqué, va cogiendo empaque, saber estar sobre las tablas y, en definitiva, presencia flamenca. La sonanta correrá a cargo del toresano Miguel El Churre, un auténtico lujo cuando está en el panel de mandos.

Cerrará la gala el gran pacense afincado en Sevilla Pedro Cintas. Habitual en programaciones de todo tipo en Zamora y provincia. Ha hecho de forma magistral dos Festivales de La Tierra del Vino, en Morales del Vino, varias actuaciones en La Peña, en Canal 8 de TVCyL, una misa flamenca, y la que sin duda ha sido su más memorable actuación en el XLV Festival Flamenco de Zamora, Pedro puso el listón muy alto. Como hace habitualmente. Entrega, entrega y más entrega. Dándolo todo ante el respetable, lo que a la postre lo convirtió en el mejor de la noche.

Le tocará su guitarrista habitual, Antonio García, además de contar con dos versados palmeros para realzar, más si cabe, sus esplendorosos trinos.