Marcelino Rodríguez es una persona activa, involucrada con su misión evangelizadora y humana, preocupado por las cuestiones sociales de Aliste y de sus pueblos. Fue uno de los grandes artífices de la Asociación para el Desarrollo Comunitario de Aliste.

En el verano de 1969 como solución a la situación de los niños y niñas cuyos padres tenían que dedicarse en cuerpo y alma desde el amanecer hasta el atardecer, desde la anochecida al alba a la siega, acarreo y trilla, gracias a Marcelino se crearon las primeras guarderías en Sejas, San Cristóbal, Mahíde, Gallegos del Campo y Figueruela de Arriba. Durante seis años los sacerdotes estuvieron realizando una labor importantísima pues, desde por la mañana, hasta por la tarde, los niños de 3 a 10 años, estaban al cuidado de varios monitores, preocupándose de su comidas, y meriendas, paseos, recreos y estudios. A cada guardería acudían los niños del pueblo: en Mahíde alrededor de cincuenta.

En los años setenta Marcelino contribuyó, fue el auténtico alma mater, de la creación de una cooperativa del campo en su localidad de acogida, Mahíde, y cuando aquella terminó se creaba otra dedicada esta a la producción ganadera, que desarrolló su actividad hasta 1984.