Los embalses de la provincia de Zamora mantienen unos niveles casi rebosantes de agua y las eléctricas tiran por los aliviaderos centenares de miles de litros por segundo, ante la probabilidad de que estos días sigan marcados por significativos caudales y, asimismo, por la imposibilidad de que sus turbinas los digieran y reconviertan en valiosos kilovatios.

Es lo que sucede en unas fechas próximas a la festividad de San Isidro, cuando es común que las poblaciones saquen al santo en procesión para pedir que la lluvia haga acto de presencia y riegue los campos.

El complejo hidroeléctrico de Castro soltaba ayer hacia Portugal más de un millón de litros por segundo, entre lo vertido por aliviadero y turbinado, y lo propio hacía Villalcampo, con un caudal evacuado de 950.000 litros por segundo, según informa la empresa Iberdrola.

El río Esla portaba casi mil metros cúbicos por segundo y esta situación obligaba a la eléctrica a abrir el aliviadero medio para dejar marchar, junto con lo pasado por las turbinas, a un total de 660 metros cúbicos, que desembocan en el embalse de Villalcampo.

También la presa de Nuestra Señora de Agavanzal, en la cuenca del Tera, mostraba ayer las compuertas abiertas para aliviar la capacidad del embalse. El caudal que seguía aguas abajo de este dique ascendía a 90.000 litros por segundo.

Las constantes precipitaciones han deparado un año en curso anómalo y con numerosos días de compuertas abiertas en las diferentes presas instaladas en la provincia por parte de la compañía Iberdrola que, de este modo, gestiona las avenidas salvando los riesgos y apuros que conllevan los cursos de agua descontrolados. Para deshacerse del agua considerada excedentaria no es necesario que los embalses estén colmados hasta los topes. Entran en juego las predicciones meteorológicas que advierten de las lluvias y del posible incremento o mantenimiento alto de los caudales, lo que obliga a gestionar los almacenamientos con orden y en el conjunto del sistema hidrológico de toda la cuenca.

Las empresas eléctricas han tomado nota del carácter torrencial de los ríos y las más solventes y eficientes han duplicado los grupos de generación con nuevas tomas de agua para no desperdiciar el recurso fluvial.

Los desembalses constituyen además un espectáculo fluvial seguido con expectación por la sociedad, que no puede menos que pararse en las coronaciones o en las proximidades de las presas para observar con detalle la escapada de unos caudales de agua que superar con creces a los que discurren en otros cursos más altos de los ríos, aunque también en esos lares causen sensación los torrentes y las cataratas.