La raza autóctona de ovino castellana es "una joya genética y ganadera de la provincia de Zamora que tiene su paraíso en Aliste, Tábara y Alba y fue, lo es y debería seguir siendo parte imprescindible del desarrollo social y económico del medio rural mediante la creación de riqueza para las familias y e asentamiento de población".

Así lo creen y así lo reivindicaron los propios ganaderos ayer en la Feria Transfronteriza de San Miguel de Carbajales, que contó con el respaldo del Ayuntamiento, Diputación de Zamora, Junta de Castilla y León, Caja Rural, Junta Agropecuaria Local, Asociación Nacional de Criadores de Castellana y Asovino, bajo la secretaría técnica de "7 Eventos".

El principal atractivo fue el XIX Concurso Morfológico de Sementales donde los ganaderos mostraron, orgullosos, los mejores "Marones" de pura sangre, garantía de la supervivencia de las raza en cada pueblo. La Castellana cuenta con tres variedades: blanca, negra (en peligro de extinción) y la jarda.

Sus carnes son un manjar así lo comprobaron quienes degustaron la caldereta de cordero, ofrecida por los organizadores. El Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida "Lechazo de Castilla y León" y Asovino ofrecieron el sabroso almuerzo a todos los ganaderos.

La villa acogía como complemento la Feria de Productos de las Tierra donde los visitantes pudieron conocer, valorar y comprar valores y manjares de la tierra como el afamado pan tradicional de Carbajales.

El premio al mejor semental de castellana fue para un ejemplar de Valentín Río Pérez de San Martín de Tábara; siendo segundo uno de Francisca Gallego Marbán de Carbajales de Alba. Tercero quedo uno de Francisco Fernández Domínguez de Bermillo de Alba y cuarto uno de Ana Marina Fernández Ferrero de Puercas de Aliste. El mejor ganadero (mejor lote) fue para Manuel Rey Rodríguez de Vegalatrave de Alba. Por su parte el mejor ganadero local, de Carbajales, fue Vidal Casas Martín.