El Cubo del Vino recupera, después de muchos años, la tradición de instalar un belén viviente durante el día de Navidad. Decenas de críos han participado componiendo las diferentes estampas del nacimiento en el que la imagen central estaba presidida por el pesebre, donde moraba el niño, San José y María. Las lavanderas, los granjeros. el herrero, el panadero y los agricultores daban vida al poblado realizando las escenas de los distintos oficios que copaban el espacio en el que también había lugar para pequeños animales como los perros, los corderos o las aves de corral y la imitación de pequeñas chozas donde moraba el pueblo. Un esfuerzo encomiable que se ha visto compensado por numerosos visitantes.