Monfarracinos celebraba ayer a su patrón, San Martín, invitando a toda la localidad a presenciar la matanza de un cerdo al estilo tradicional, tal y como se hacía en todas las familias de los pueblos sobre esta época del año.

La fría mañana desanimó a madrugar a los vecinos, que empezaban a llegar a partir de las 11 y media a las puertas del salón multiusos, donde el puerco todavía hociqueaba tranquilamente, ignorante de su destino próximo. Dos voluntarios ataviados como los ganaderos de antaño ofrecían al público participar en una porra sobre el peso del animal.

Peso de 196 kilogramos

Aunque cuando llegó el momento del sacrificio se resistió, murió de forma rápida y los voluntarios de la organización comenzaron todo el ritual paso por paso. Tras el desangrado, llegó el chamuscado de la piel tendiendo el cuerpo del animal sobre una cama de pajas y ramos de escobas ardiendo. Momentos de descanso en los que el vino de la tierra animaba la espera y se anunció el resultado de la porra: el cerdo pesaba 196 kilos, y cinco jugadores habían dado en el clavo.

Llegó el momento del raspado, lavado y afeitado del cuero, para proceder con el desentrañado. Los vecinos más jóvenes, en primera fila, no perdían detalle del proceso. La matanza despertaba especial curiosidad entre los niños, ya que muchos de ellos eran testigos de esta tradición por primera vez en su vida. Por último, tocaba poner el cuerpo en oreo, abierto.

A mediodía llegaban más vecinos para degustar la sabrosa chanfaina, preparada con la carne y la sangre de otro cerdo, ya que el proceso de elaboración es demasiado largo para utilizar la del sacrificado y se esperaban bastantes comensales.

Por la tarde el salón de Monfarracinos se convirtió en el centro neurálgico del valle del Valderaduey. Los vecinos del pueblo y otros llegados de Cubillos, Molacillos y Benegiles, entre otras localidades, pasaron por allí para ver la exposición de utensilios antiguos típicos de la matanza y el elaborado de las chichas, las morcillas y los chorizos, con adobo casero.

Tras una noche de discoteca móvil, hoy los afortunados que han conseguido un ticket para la comida popular disfrutarán las chichas y una sopa castellana bien caliente. El número de menús estaba limitado al aforo del recinto. Esta mañana también se celebrará la misa en honor a San Martín, que contará con los talentos de la escuela de campaneros de Zamora.