La abundancia de latas, chapas, botellas y otros desperdicios tirados por la orilla del embalse de Almendra, capaces de ocasionar graves daños a las personas y, especialmente, a los niños que disfrutan de las bondades del agua, llevó a una decena de integrantes del Club de Pesca Peñones del Duero a organizar una operación de limpieza para quitar del enclave semejante estampa y riesgo.

El resultado fue la recogida de veinticinco sacos, que suman casi 600 kilos de desechos. Es únicamente lo apañado en la zona del Puente de Pelazas, uno de los escenarios elegidos por muchos pescadores zamoranos y lusos para satisfacer su afición y sacar juego a la caña.

"¡Pero madre de Dios, que no se metan los niños!" fue la expresión que lanzaron los padres que un buen día fueron a comer con la familia a la zona y se tropezaron con un vertedero "impresionante", según refiere Curro Hernando. Al final, permitieron que los niños disfrutaran en lo posible del agua, pero calzando siempre "playeras" porque había tantas latas y chapas de botellas que era un peligro que sufrieran algún corte.

Ante esta ingrata visión decidieron organizar una campaña de limpieza, que realizaron el pasado sábado, desde las 15.30 horas hasta las 20,30 horas de la tarde. No es la única campaña que piensan realizar, el primer sábado de octubre tienen previsto repetir la acción en la zona de Carbellino, también en el embalse de Almendra.

Latas de maíz, que contienen el alimento usado para cebar a las carpas, los barbos y la pesca en general, decenas de botellas de cerveza, cientos de chapas "que provocan unos cortes terribles", bolsas de plástico y todo un serial de elementos manejados por los pescadores alfombraba el suelo de Pelazas. Estaba ahí, dejado sin mayor empacho por aficionados que no tienen la más mínima concienciación ni respeto medioambiental. "Hay que concienciarse y la gente debe porte una bolsa de plástico y traerla con los desechos para casa, como hacemos todos", expresa Hernando.

El material recogido fue retirado y depositado en contenedores de Villar del Buey de Bermillo, "que eran los primeros que teníamos a mano.

No se culpa del incivismo a los pescadores lusos o españoles, porque se considera que todos están implicados en la suciedad debido a que esta manga del Almendra es un punto visitado por cientos de pescadores de una y otra parte del Duero internacional.

Critican desde el Club que el sector de los pescadores "vive un acoso injustificado por causa de normativas y leyes sorprendentes", cuando en realidad es un gremio que, según precisan, trata de cuidar y mantener los recursos. "Somos clubes de pescadores deportivos, que vamos a competir y no llevamos los peces para casa".

Causó una honda impresión y malestar que a un pescador se le aplicara una sanción de 3.000 euros "por tener la licencia caducada, cinco días". "Van algunos mamaos perdidos con el coche, con riesgo de provocar algo grave, y les imponen menos dinero. No es equiparable", manifiesta uno de los pescadores.

"Mantenemos la pesca metida en redes y sacas hasta proceder al pesaje, y luego se devuelven al agua. Al prohibirse obligan a llevar a gente detrás para pesar pez por pez. Desde Valladolid se remitió un escrito a Medio Ambiente para que, por lo menos, en las competiciones oficiales dejen retener la pesca hasta su pesaje, y luego devolverla" añade desde el Club, que solicita una mayor consideración para un colectivo que organiza competiciones "como se organizan en fútbol o baloncesto".

Señalan que "hay gente que no ceba porque se quiere llevar unas piezas para casa". Y califican este aprovechamiento gastronómico como "algo perfecto porque hay cupos" sobre el número de piezas que puedes llevar. "No se dan las salvajada de antes, que iban al bar a enseñar montones de peces para que vieran lo bueno que eran pescando, y luego los tiraban" dicen.

Al respecto se critica la exigencia de matar las capturas de cangrejo rojo, lucio, lucioperca o black-bass logradas. Exponen que no entienden "cómo se pide matar los cangrejos que, si llevan un tiempo muertos, pueden ocasionar a quienes los consuman dolores de estómago, descomposiciones o infecciones". Hacen referencia, en cuanto a la obligación de matar a los peces conseguidos, que "en las organizaciones del Club se pueden inscribir entre 50 y 70 personas, si es el caso de captura y suelta", y menciona el caso de haberse apuntado "45 personas en una competición de lucio, y quedar solo tres cuando se enteraron de que era obligatorio matar las piezas. Se dieron de baja. Nosotros no queremos matar las capturas. Que vengan las agentes medioambientales o los guardias a hacerlo si hay que matar a los peces".

Resaltan que "es gente deportiva que piensa que las capturas soltadas pueden servir para disfrutar en una nueva ocasión".

Los pescadores reclaman una "mayor presencia" en los Consejos de Pesca y que los órganos administrativos "atiendan más" sus peticiones "porque somos los que estamos en las orillas de los ríos".

Para demostrar la decepción reinante en el sector aluden a los miles de licencias que se han perdido en el último año.

Respecto al estado y población de las especies destacan que existe un incremento de la lucioperca en embalses donde hace unos años no estaba presentes, como es el caso del Almendra, donde está siendo una captura en alza. Precisamente este escenario fluvial está a la cabeza de la provincia en pescadores por ser uno de los preferidos, tanto por sus aguas como por su riqueza piscícola