Villarino de Cebal, el pueblo con menos habitantes de la Raya, recuperó su esplendor estos días veraniegos para celebrar sus fiestas patronales en honor a San Bartolo, con una particularidad, ha sido la única localidad de la comarca de Aliste, Tábara y Alba, que no ha contado con verbena popular amenizada por un grupo musical u orquesta, sin embargo, dentro de sus posibilidades los vecinos y los emigrantes, fieles y orgullosos de sus orígenes, han logrado desarrollar un variado programa con tres intensas jornadas festivas.

El primer día hubo campeonato de tute y cena. El segundo le tocó el turno a los juegos infantiles, la fiesta de la espuma y la cena con perritos calientes y concurso "masterchef" de tortillas.

La tercera jornada y día grande hubo misa en honor a San Bartolo, campeonato de tajuela y el gran atractivo de las fiestas fueron las tonadas, danzas y cantares al ritmo de la gaita de fole y el tamboril que pusieron los integrantes de la agrupación folclórica Manteos y Monteras, durante más de dos horas, llenando de alegría y diversión las calles de Villarino y de colorido luciendo los trajes alistanos de gabachas y polainas. La cita folclórica logró reunir no solamente a los vecinos y a los emigrantes de Villarino Cebal sino también a otros paisanos llegados de otros pueblos como Palazuelo, Nuez, Lober, Alcañices, Figueruela, Pobladura, Tola, Samir y San Vitero.

Villarino de Cebal ha sustituido a Flechas como el pueblo con menos población de Aliste, Tábara y Alba. Solamente tres personas han habitado la localidad durante el pasado otoño e invierno: un viudo, José Manzanas, de 93 años; y dos solteros, Anastasio González ("Tasio") de poco más de 50 años y Domingo Fernández con alrededor de 60. Los fines de semana se incrementan a cinco con la llegada de un matrimonio que acude a pasar los sábados y los domingos desde Zamora.

Una vez pase el verano la situación puede a ser critica y bajar a solo 2 residentes, ya que la familia del anciano prevé llevárselo con ellos a Zamora, aunque José Manzanas, estaría encantado de seguir en su amado pueblo.

La iglesia, ya en 1607 dedicada a San Bartolo, con 9 feligreses, tiene espadaña románica. El Catastro de Ensenada en 1752 otorgaba al pueblo dos tejedores de paños pardos, durante siglos utilizados para elaborar las capas pardas alistanas de honras con lana de castellana negra.