La Asociación de Cazadores de Fermoselle cerró el pasado domingo la campaña de monterías y de batidas al jabalí organizadas por los ámbitos del Parque Natural de Arribes del Duero, donde cada año gana prestigio y gozo la caza mayor, especialmente del marrano, cuya presencia se deja notar en los daños en viñas y otros cultivos.

El saldo de la montería del domingo fueron veintidós jabalíes cobrados y otros cuatro abatidos, pero cuyos cuerpos eran buscados ayer al quedar emboscados entre la maleza que reina en buena parte del espacio protegido y que, debido además al deficiente estado de los caminos, complica sobremanera la labor de recuperación de los animales emplomados de muerte.

En la montería final de Fermoselle participaron un total de 91 cazadores, procedentes de Zamora, Salamanca, Valladolid, Salamanca y de la propia villa. Estuvieron arropados por siete rehalas, cuyas jaurías levantaron de sus amagos a bastantes más verracos de los abatidos con las armas.

El presidente de la Asociación de Cazadores de Fermoselle, Francisco Javier de Jesús Díez, señaló ayer que cuando menos se dispararon "unos 195 tiros" y también reparó en que fueron abundantes los desaciertos. "Hubo muchos fallos. Algún cazador disparó hasta a cinco animales y no mató ninguno", manifestó. Todos estos lances y percances fueron contados con detalle al final de la refriega campera, cuando los cazadores desvelan el desarrollo de los acontecimientos mientras dan cuenta de la comida que, en esta ocasión, tuvo lugar en el restaurante El Casino, a base de "fréjoles pintirrojos y pollo".

El sorteo de puestos fue realizado en la discoteca y, una vez situadas las armadas en la mancha de batida, El Teso Cabezo, se dio suelta a los perros y comenzó la verdadera montería.

Adecuación de caminos

El sistema de aprovechamiento utilizado fue el de "matacuelga", de modo que el que mata hace con la res lo apetecido, bien lo aprovecha para embutidos, carne o para regalárselo a familiares o amigos. El cazador Roberto Fariza, por ejemplo, se llevó dos piezas "para hacer chorizos".

La Asociación de Cazadores de Fermoselle ha organizado en esta campaña tres monterías y siete batidas, éstas para los cazadores locales. Francisco Javier de Jesús Díez calificó de "regular" la temporada a tenor de la desigualdad de los resultados logrados en una u otra operación cinegética, con algunas concluidas en blanco o con un solo animal. Pero ya lo dice el refrán: la caza, la pesca y los amores, por un placer mil dolores. Otras intervenciones dejaron una docena de navajeros sobre el piso de la villa. Sin embargo, el domingo la junta de carnes deparó una vistosa tendalera de guarros, con más de una veintena expuestos al interés del personal.

La monterías y batidas al jabalí en Fermoselle gozan de notable atractivo por la seriedad en la organización y por desarrollarse en unos parajes del Parque Natural de Arribes del Duero con sobrados encantos paisajísticos que esconden laces de caza mayor inolvidables. El presidente de la Asociación de Cazadores de Fermoselle reitera el mal estado en que se hallan los caminos rurales de la villa que dificultan el traslado de los cazadores y de las rehalas hasta sus puestos, así como la recuperación de las reses abatidas. La aportación de los cazadores locales sirve para realizar mejoras en los caminos fermosellanos.