Las Lagunas de Villafáfila mantienen su atractivo ornitológico en estas fechas invernales gracias a que miles de aves aprovechan este escenario acuático zamorano y su entorno estepario como lugar de estancia temporal. La presencia de tanta avifauna permite a la Casa del Parque de El Palomar organizar recorridos guiados para que los amantes de las aves puedan conocer y disfrutar de un patrimonio natural que, no tardando, alzará el vuelo y emigrará, en buena parte, hacia tierras escandinavas.

Un total de dieciséis personas, el máximo cupo permitido para estos grupos guiados, se interesaron ayer por observar y aleccionarse sobre el mundo ornitológico congregado en las Lagunas de Villafáfila. Procedían de Zamora capital, Benavente, León y Valladolid.

Fueron atendidos por el responsable José Miguel San Román, que les informó sobre las particularidades de esta Reserva Regional de Caza, cuyas lagunas son un escenario querencial para grandes bandos de ánsares y de acuáticas. La razón de que recalen en este ecosistema estriba, según afirma el propio San Román, en que cuentan "con unas lagunas de poca profundidad y mucho alimento", más también hallan "abundante alimento" en las campiñas del entorno.

Los visitantes suelen interesarse por el comportamiento de estas nada silenciosas aves y llena "su curiosidad el hecho de que los gansos viajen sobre todo de noche, porque se guían por la luna y las estrellas para no perderse".

Aunque no es el año de mayor concentración de aves, porque el invierno no ha sido especialmente duro en el norte de Europa hasta estas últimas fechas, aún alientan el ambiente de Villafáfila unos 8.000 gansos y unos 3.000 patos, a los que se suman otras especies menos numerosas pero que despiertan interés por su vistosidad y particular estampa, como son los zampullines, las fochas y los moñudos.

El grupo de visitantes de ayer contempló igualmente otro tipo de aves que encuentran en Villafáfila el campamento predilecto, bien sea por la propia presencia de las acuáticas o porque hallan en la campiña, en las estructuras agrarias o la tipología arquitectónica el mejor hábitat. Aves rapaces como el milano real o el aguilucho lagunero alegran con sus vuelos la visión de los turistas. En el día de ayer, llamó mucho la atención de los asistentes, la estampa de los conejos zapateando "por entre las ruinas de la antigua plaza de toros de Villafáfila".

La Casa del Parque proporciona a los participantes en estos recorridos ornitológicos prismáticos y un telescopio para que así puedan divisar con mayor cercanía y distinción a la fauna viviente.

Aquellos amantes del espectáculo avifaunístico que realmente buscan las máximas emociones o sensaciones deben acompasar su estancia a la vida de las aves, y es sabido que los ánsares proporcionan momentos memorables en las horas matutinas y crespusculares, cuando deciden irse a los pastizales o regresar al dormidero. Entonces parten en bandos numerosos y no poco escandalosos.

Estos paseos ornitológicos están dirigidos a niños mayores de 12 años y adultos.

Las avutardas son otro de los grandes alicientes del espacio protegido, que en primavera cuenta con nada menos que unos 3.000 ejemplares, que suponen el 10% de la población mundial según precisó ayer José Miguel San Román. No obstante, esta precavida especie mora en otros ámbitos de la Reserva, en escenarios esteparios, y siempre atenta a las presencias extrañas, pero dejándose ver desde la distancia por los turistas que extienden su recorrido más allá de los humedales. Es una especie que goza de todos los mimos de la conservación y constituye un valor indiscutible de Tierra de Campos.

Los visitantes a El Palomar aprovechan, además, para conocer y sorprenderse con el pueblo de Otero de Sariegos, que no deja de causar hondas sensaciones en los que se acercan a este aposento humano.

La Reserva de las Lagunas de Villafáfila, que integran a un total de once términos municipales y se extiende por una superficie de 32.682 hectáreas, cuenta con un complejo de humedales que lo convierten en uno de los enclaves ornitológicos más relevantes del país, conviviendo en las cercanías con el humedal palentino de las Navas.