La Confederación Hidrográfica del Duero ha supeditado la posibilidad de ocupar las viviendas previstas en un sector urbanístico de Morales del Vino a la puesta en marcha de la conexión de los vertidos de este municipio a la E.D.A.R. (estación depuradora de aguas residuales) de la ciudad de Zamora «y al pronunciamiento de su Ayuntamiento sobre la capacidad de dicha infraestructura para aceptar los citados vertidos».

Es una de las condiciones más llamativas que figuran en la publicación, por parte de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, de la aprobación definitiva del Plan Parcial del sector 21 de Morales del Vino, conocido como «Balcón de Morales»; un expediente que se había aprobado por la Comisión de Urbanismo de Zamora hace cuatro años (el 18 de septiembre de 2009), y que fue iniciado antes del estallido de la burbuja inmobiliaria. El retraso se debe que hasta el 16 de septiembre de este mismo año, 2013, no se había remitido la subsanación de las deficiencias encontradas en su día.

El plan organiza 39.889 metros cuadrados de terrenos de un único propietario, situados en la zona de los caminos de Cazurra y Pontejos y la carretera Nacional 630, al sureste del término municipal, para un máximo de 80 viviendas, chalés tanto adosados en hilera, como pareados y aislados para una población estimada de 240 personas. Se estructura en 6 manzanas edificables con un máximo de 19 viviendas aisladas. Se disponen también cinco manzanas independientes tipología de vivienda en hilera, proponiendo el plan la construcción de 60 viviendas , que sumado a las viviendas aisladas (19) da un conjunto total de 79 viviendas.

El plan prevé 160 plazas de aparcamiento, reserva 3.204 metros para parques, jardines y un área de juegos infantiles y 3.196 metros para dotación comunitaria (guarderías, residencias, etcétera). El coste del desarrollo del sector está estimado en 642.619 euros

En la actualidad existe tres líneas de media y baja tensión que atraviesan la finca, por lo que se prevé la colocación de un centro de transformación coordinado con la compañía Iberdrola, para desviar subterráneamente las líneas existentes, señala el arquitecto autor del plan, Javier Jambrina Seco

La organización formal propuesta por el plan, se realiza a través de una calle de doble sentido de circulación que discurre en dirección norte-sur, que se une a otra calle con dirección este-oeste que llega hasta la zona de afección de la carretera Nacional 630 respetando las afecciones de la misma, y creando un anillo perimetral. Queda una zona reservada para un futuro enganche de la calle con la carretera nacional.