-¿Qué puede hacer la Administración para ayudar a sostener este sector?

-Cumplir su función, que es la de regular, ser un buen árbitro que aplique la ley. No pedimos que nadie venga a vender la leche por nosotros, es decir, no queremos ni que nos hagan los contratos con las industrias ni que nos pongan un precio mínimo.

Queremos que velen por que haya una transparencia en el sector, que ahora mismo no se da, porque hay una red de intermediarios que especulan con el producto. En esta red, es el vendedor al por menor el que impone el precio del producto final y todos los intermediarios se comen la totalidad del margen de beneficio, que sacan bajando el precio de la materia prima, cuando la lógica dice que debería ser el primer productor, el ganadero, el que ponga un precio a su leche por encima del coste de producción.

La Administración debería controlar cuánta leche se produce y a quién se vende, y que el que la venda la utilice para fabricar queso o envasarla. Sin intermediarios.

En este sentido, tenemos la desventaja de que el mercado está controlado por cuatro multinacionales que compran más del 70% de lo que se produce.

Por otra parte, los ganaderos tienen que cumplir unos requisitos muy exigentes de calidad y controles sanitarios, que se deben exigir también a las industrias. Los consumidores no saben que, actualmente, hay quesos que sólo contienen un 3% de leche de oveja y se venden como quesos de mezcla.