El alcalde de San Agustín del Pozo, Juan José Ares, confirmó ayer que «hay quejas verbales de los vecinos contra los olores que desprende la nave porcina, pero no hay nadie que quiera firmarlas formalmente». La explotación situada en pleno casco urbano de la localidad viene provocando desde hace tiempo cierto malestar fundamentalmente por el mal olor que se desprende de la actividad a lo largo de todo el año y que se incrementa considerablemente en los meses de verano.

El regidor reconoce que no se ha actuado porque «no hay denuncias formales», aunque aseveró que «en la reunión que vamos a tener se abordará el asunto ante el cariz que están tomando las cosas».

Ares reconoce que la explotación «ha estado ahí desde toda la vida, pero los tiempos han cambiado» y que los olores afectan a la actividad de los bares de la zona que «este año instalaron terrazas y allí no había quien parara».

La explotación de porcino, ubicada cerca de la iglesia parroquial y de los bares, albergaba a día de ayer 40 cerdas con crías y tiene el código de explotación ganadera pero carece de las correspondientes licencias ambiental y de apertura. El propietario de esta nave tiene otra en las afueras del pueblo de cerca de 2.000 metros cuadrados con una capacidad para 300 cerdas y cuenta con todas las autorizaciones para ejercer la actividad ganadera.

Los vecinos del pueblo con los que conversó este diario se quejaban del hedor que desprenden los purines de estos animales durante todo el año y más durante el estío. «Hay veces que no podemos abrir ni las ventanas», explican y continúan afirmando que «no entendemos como si ya tiene unas nuevas y buenas naves a las afueras no se lleva a los cerdos para allí y nos quita el problema y los olores». Sin embargo, todo esto se queda entre nosotros porque aunque confirman que si ha habido alguien que ha dicho algo en el Ayuntamiento nadie se atreve a presentar una queja formal porque «somos muy pocos vecinos en el pueblo y ello llevaría a que se enfadaran o se enfrentarán las familias».