Bermillo de Sayago prepara un gran homenaje a quien en el año 1958 eligió este pueblo para realizar un profundo e innovador estudio antropológico: el peruano José María Arguedas. Coincidiendo con el cien aniversario de su nacimiento, estudiosos e investigadores rescatan la tesis doctoral en la que basó la investigación y analizan la importancia de su trabajo para las ciencias sociales. Uno de sus estudiosos es el profesor Ángel Espina Barrio.

-¿Dónde radica la importancia de José María Arguedas y su aportación a la Antropología?

-Realmente es un autor muy importante en la historia de la Antropología, tanto de América como de España. En América porque da una visión nueva del llamado indigenismo integrativo, que no busca separarse de la sociedad pero que tampoco renuncia a sus características; busca fórmulas intermedias de convivencia cultural y de respeto a las peculiaridades. Esto, que parece hoy en día bastante común, en los años 50 y 60 era novedoso y suponía una nueva etapa dentro del indigenismo. Se pasa del indigenismo paternalista, que ve al indígena como alguien a quien proteger porque se consideraba inferior y tenía ser salvado, al republicano que quiere asimilar al indígena. Tiene que abandonar su cultura y tomar la de la sociedad nacional peruana. Esta visión neoindigenista existía en Méjico pero en Perú es novedosa. Y junto con Mariátegui, que es su mentor político, sería José María Arguedas el más destacado precursor.

-Y Arguedas vino a la comarca de Sayago a aplicar sus métodos de investigación.

-Efectivamente. Aunque en España Arguedas no ha sido muy famoso hasta hace poco, si tiene que serlo es por su trabajo primigenio en Bermillo de Sayago, en el año 1958, que a la postre sería su tesis doctoral y es una comparación entre las culturas indígenas de Sayago y de Perú, concretamente de los valles quechuas de Mantalo y Puquio donde él estuvo más tiempo, incluso de niño. Hay que tener en cuenta que el primer idioma que aprende Arguedas es el quechua, después el castellano, y termina hablando muy bien los dos.

-¿Realmente que le trajo a Sayago, tan distante de Perú?

-A él le interesaban sobre todo las culturas indígenas que conoció en la infancia, estudiarlas, promocionarlas y conservarlas. Tiene una visión que Vargas Llosa llamaba «utopía arcaica», un poco arcaizante pero realmente muy lúcida. Sin embargo, la mirada alejada del antropólogo distante también le interesa, obtiene una beca de la Unesco y visita por primera vez Europa, que para él es un mundo nuevo con el cual compara lo que conoce. Él busca lo más parecido a lo que ya conocía en Perú. Busca comunidades, pueblos que tengan propiedades comunales, en este caso tierras que son del común y se reparten y sortean cada año para ser cultivadas por diversos agricultores. Eso es lo que le llama la atención. En principio piensa en algunas zonas de León, pero esto es más costoso para él, más lejano, el invierno es muy duro y decide ir a Sayago, donde también le han hablado de que existe ese reparto del común. Así puede comparar esas formas de cultivo y de comunidades. Y por eso su tesis se titula «Las comunidades de España y del Perú».

-Llega a Bermillo para estar un tiempo (cinco meses) y se instala como un vecino más.

-Sí. Arguedas pertenece a una escuela antropológica que estima como fundamental el trabajo de campo, que defiende no estudiar teóricamente sino meterse dentro de la comunidad que se va a investigar, convivir; hace lo que llamamos una observación participante. Tiene toda una trayectoria antropológica que ha conocido en la Universidad y que está dentro de su investigación; algo totalmente desconocido en España porque, entre otras cosas, tampoco había antropólogos.

-Tuvo que venir un peruano a estudiar a la sociedad sayaguesa de los años 50...

-Bueno, la carencia en España era por cuestiones de tradición intelectual. Sí que había personas que hacían algo parecido, que se llamaban historiadores y se dedicaban a la vida cotidiana, como Julio Caro Baroja, el vasco Barandiarán? Pero eran muy pocos y no tenían una disciplina ni una metodología tan definida del trabajo de campo, de la observación. Eso realmente es algo sajón, americano y latinoamericano. En España se ha estudiado más la historia, la sociología y menos la antropología. Y en la etapa de Franco todavía menos. En América, sin embargo, se ha estudiado más la antropología, el término cultura es más importante que el de sociedad. Eso se ha traducido en que en España no había trabajos de campo ni estudios de comunidades más que los que hacían gente de fuera, como Pitt Rivers, Gerald Brenan, o autores ingleses, alemanes, que llegaron después de Arguedas.

-¿Cómo trabajaba este estudioso peruano en Sayago? Una se imagina la cara que debieron poner los vecinos de Bermillo cuando de repente les apareció este hombre libreta y cámara en mano y empieza a preguntar.

-Llegar allí realmente para él era como llegar a una aldea de los Andes, aunque se da cuenta de las grandes diferencias y las pone de manifiesto en su libro. Siempre tiende a conocer lo desconocido por lo conocido. A veces se le achaca que compare los valles del arribe del Duero, con sus cortes profundos y unas caídas que le recuerdan a las sierras andinas. Y es verdad que tienen cierto parecido. También es interesante en la medida que él vivirá una revolución interna, porque cosas que pensaba muy andinas y absolutamente indígenas y quechuas, cuando llega aquí se da cuenta que no son tanto. Por tanto, aprende muchísimo y nosotros ahora aprendemos mucho leyendo su obra, porque te das cuenta de cómo era un pueblo de la España de los años 50, con datos fehacientes, con una mirada realmente científico-social, ideológica sin duda alguna, pero bastante distinta a lo que estamos acostumbrados.

-Lo cierto es que Bermillo se ha convertido en pieza clave para quienes estudian la obra antropológica de Arguedas.

-Sí, sí, es que la tesis de Arguedas es una obra muy desconocida. Lo interesante de Bermillo es que quedan personas que le conocieron personalmente, sus recuerdos, dónde estuvo. Pero son unas pocas personas, por eso este homenaje es importante. Bermillo, aparte de tener muchas otras cosas buenas y ser una localidad muy interesante, tiene un motivo de orgullo más que es el hecho de haber sido objeto del estudio de un antropólogo importante y de contar con una obra, que será mejor o peor, con la que cuentan muy pocos pueblos en España.

-Pero desde luego más conocidos que Bermillo o Muga.

-Está Grazalema que lo estudió Pitt Rivers o La Alpujarra con Gerald Brenan? Pero realmente son muy pocos los pueblos que entre su patrimonio histórico poseen ese capital simbólico de tener un estudio antropológico. No muchos pueblos pueden presumir de lo mismo. Porque a partir de los años 70 empiezan a proliferar los estudios pero ya han pasado de moda los estudios de comunidad. Los antropólogos ya no hacen normalmente un estudio de comunidad en todas sus variedades, nos centramos más en aspectos particulares. Y también es novedoso que haya una comparación con un ámbito tan distante. Hoy en día no es habitual, con lo cual nos encontramos con una joya del pasado y es algo que el pueblo debe conocer y valorar.

Ángel Baldomero Espina Barrio

Doctor en Psicología Social y profesor del Departamento de Psicología Social y Antropología, Ángel Espina es uno de los estudiosos de la obra y el trabajo antropológico desarrollado por el peruano José María Arguedas. Una introspección que, como a otros muchos estudiosos del antropólogo peruano, le ha llevado a Bermillo y Muga siguiendo sus pasos. Recientemente visitó ambos pueblos con sus alumnos, habló con personas que conocieron a Arguedas y le informaron. Espina Barrio es también director del Máster de Antropología Iberoamericana y ha sido uno de los ponentes en el homenaje que la Universidad de Salamanca ha tributado al precursor del neoindigenismo peruano.