Hay fechas en esta vida que tienen una significación especial. Por la redondez de los números que las definen, casi siempre los terminados en cero o en cinco. O por la transcendencia para quien las vive. Las fechas son importantes para las personas y también para las agrupaciones de éstas y entidades creadas para el gobierno, la distracción o el divertimento humano. Todo este rollo tiene un fin: resaltar la importancia que este año ha tenido para la asociación cultural «Melitón Fernández» de Sanzoles. Ha cumplido 25 años y ha querido celebrarlo a lo grande. Con un programa de actividades que no cabía en el díptico anunciador y que se ha extendido más allá de la tradición labrada en cinco lustros. Ha sido especial, como corresponde a unas bodas de plata de una entidad que tiene su razón de ser en la cultura.

El mérito de un asociación como «Melitón Fernández» es que trasciende a sus socios y se convierte en agente dinamizador del pueblo. Así ocurre, sobre todo en verano, una semana de agosto, cuando la cultura sale a la calle y se extiende por las calles. Así acaba de volver a suceder este año. «Es curioso —comentaba un vecino el sábado—, hay mucha gente del pueblo que no la ves en ningún sitio más que aquí. Hay que venir a la plaza, el día del Mercado Medieval, para encontrarte con vecinos y naturales que sólo ves una vez al año». Y así es.

La semana cultural se inauguró con celebración, la efemérides de los 25 años. El primer presidente de la asociación, Julián Hernández Lleras, hizo balance de los recuerdos. De una historia que se inició como siempre que hay un nacimiento, con ilusión. En unos años en que la cultura todavía tenía algo de arma política, que era una forma de canalizar las inquietudes de un grupo de jóvenes que veían asombrados como el país cambiaba cada día y que, de alguna forma, querían colaborar en ese cambio, sacar a relucir sus inquietudes y montar una barricada para defender los valores del ámbito rural, ya entonces tocado de ala.

Baile y cante

Durante siete días se han ido desgranando las actividades, con varias actuaciones musicales protagonizadas por sanzolanos que han sorprendido por su nivel. El lunes hubo una competición de juegos autóctonos e importados, como el fútbol; y el martes, otra modernidad: una gimkana para jóvenes y niños.

En mitad de la semana, la primera sorpresa. Alicia González bailó como los ángeles si es que los ángeles bailan bien. Los vecinos ya lo sabían, pero de lo que no tenían ni idea es de que su tío Luis González Puga tocará la guitarra como un profesional y cantara flamenco como Lebrijano. Después el coro del club de jubilados abrió sobre el ágora asaetada por la figura del zangarrón un ramillete de canciones populares que hicieron vibrar a los asistentes y cantar por la bajini a más de uno.

Para el jueves quedó el concurso de adornos de balcones y ventanas y la representación teatral del grupo de Corrales que escenificó «Las aceitunas» y «Los hijos del labriego». Excelente interpretación y risas, pero se echó en falta a la compañía local. Otro año será.

El programa siguió el viernes con un festival infantil, con baile de jóvenes. Y el sábado, el mercadillo tradicional con más de una decena de puestos y mucha animación. Y calor, lo que activó las ventas en el puesto de helados. Como colofón de la semana cultural, el domingo se disputó un campeonato de fútbol y se celebró la fiesta de los jubilados. Durante varios días permaneció abierta una exposición con lienzos de Sonia Lorenzo y bordados tradicionales.