Los devotos de san Marcos en Bretocino de Valverde renovaron un año más la tradición de la bendición de los campos coincidiendo ayer con la festividad del santo copatrón. Unos campos encharcados de agua debido a las recientes precipitaciones de lluvia que han dejado estampas inusuales por esta época de finales de abril.

La vega del Esla con sus terrenos anegados se "arrodillaba" ante el santo patrón intercediéndole la bonanza climatológica para que los agricultores puedan en unos días entrar en los campos y poder realizar las labores.

Desde la atalaya de la vega, desde esa terraza del pueblo donde se asienta la iglesia de Bretocino, la pequeña imagen de san Marcos salía ayer en procesión seguida de la Virgen del Rosario en una comitiva abierta por una cruz guía y el Crucificado. Los devotos, casi todos ya entrados en años como es habitual en la mayoría de las localidades de la zona, seguían un itinerario previsto que en esta ocasión se veía modificado para cruzar la calle Miguel de Cervantes, que para eso se conmemora el 400 aniversario del fallecimiento del insigne escritor. Desde la calle la Iglesia, Miguel de Cervantes, Avenida de la Plaza, Carretera y Príncipe de Asturias. Un alto en el camino de pavimento servía para que el párroco bendijese la campiña. Los portadores de las andas, las mujeres con la Virgen y los varones con la imagen de san Marcos, esperaban a que el sacerdote rociase con el hisopo el firmamento, que el agua bendita procure un mayo florido y hermoso tras este abril más que lluvioso, evocando al refranero popular.

El grupo de mujeres del coro parroquial seguía entonando sus cánticos y la agrupación musical "Solera" llenaba de sonidos musicales las calles al paso de la comitiva ya de regreso al templo parroquial. Los disparos de cohetes anunciaban a los rezagados y vecinos de localidades colindantes que Bretocino estaba de fiesta. Una misa en honor al santo copatrón ponía fin a los actos religiosos. No obstante los festejos continuaban en este pueblo porque a la salida de la iglesia se ofrecía un aperitivo en la antigua casa rectoral y por la tarde noche, los músicos de "Solera", ya habituales en esta localidad, hacían mover los cuerpos de los vecinos de Bretocino.