La actividad política eficaz debe orientarse a crear oportunidades para generar riqueza de manera sostenible. La indefinición política que está sufriendo nuestro país está teniendo consecuencias negativas muy significativas sobre las inversiones nacionales, autonómicas y locales. Los inversores extranjeros no se acercan a nuestro país y los inversores locales retienen sus activos financieros a la espera de unas condiciones socio-económicas más favorables.

Nuestros gobernantes vivieron una época de bonanza en la que no tuvieron que estrujarse el cerebro para que las industrias se asentaran en su entorno y de esta forma dedicarse, muchos de ellos, a embellecer las ciudades, a salir en la foto, a crear espacios agradables para la convivencia ciudadana sin importarles los costes futuros de mantenimiento, que en épocas como las actuales son difíciles de soportar y sin prever que el sostenimiento de la economía local era un bien que había que proteger a toda costa.

La premisa de generar riqueza de manera sostenible, algunos equipos de gobierno de Benavente, la debieron olvidar en algún cajón porque nos han dejado obras como el Centro de Interpretación de los Ríos, el edificio del Centro Cívico y Social del Ferial, la mal llamada e inacabada Ciudad Deportiva, los paseos ajardinados de la ladera junto a la antigua estación de tren y la inacabada obra de restauración de los cuestos, que tantos dineros nos está costando, y que no podemos mantener ni acabar. Han quedando como vestigios de una época de derroche incontrolado en la que nuestros gobiernos municipales vivieron por encima de sus posibilidades. Eso sí, con el dinero ajeno.

La imaginación de todos ellos para atraer industrias a nuestra ciudad históricamente ha sido nefasta, porque no sé que tendrá el suelo de Benavente que las ahuyenta: la azucarera se hizo en Villanueva de Azogue, Interpanel (Kronospan) en Villabrázaro, Purina en Pobladura del Valle, Bioraw del grupo farmacéutico Gadea se instala en San Cristóbal de Entreviñas, la biorrefinería la tendremos en Barcial del Barco y Entrepinos y Nuter, en Castrogonzalo. Es evidente que la imaginación y visión de los alcaldes de todos estos pueblos superaron con creces a la de los distintos equipos de gobierno de nuestra ciudad.

Si creemos que mantener el adoquinado, los jardines o las aceras es una inversión productiva, los políticos sobran, ya que para hacer eso está la maquinaria administrativa y técnica del Ayuntamiento. El equipo de gobierno y los concejales están para algo más, para mantener y sostener la economía local, para dirigir, incentivar y buscar a los nuevos emprendedores y aquellas actividades económicas que quieran establecerse en nuestra ciudad.

Benavente es un núcleo urbano que tiene que liderar el sector primario de la zona. Un sector potente, en alza, que, por lo que intuyo, nuestros gobernantes son incapaces de visionar. Tenemos que potenciar un parque tecnológico ambicioso que desarrolle técnica y comercialmente las actividades económicas relacionadas con la transformación de los recursos naturales de los productos primarios no elaborados de los que disponemos, como los de la agricultura, la ganadería, la apicultura, la caza, la pesca y la explotación forestal, que se están sirviendo actualmente de materias primas en producciones industriales alejadas de nuestra ciudad.

A lo que hay que añadir la incentivación y la modernización de la pequeña industria familiar, el comercio y la hostelería de la ciudad que, junto con el sector de la enseñanza, son las bases de una economía, actualmente en fase de desánimo crónico, que es urgente reactivar.

La pequeña industria de Benavente debe estar en contacto permanente y directo con la formación profesional reglada que disponemos. Los centros de enseñanza de nuestra ciudad hacen un enorme esfuerzo de motivación de unos alumnos que ven que su futuro está lejos de la ciudad que les vio nacer por falta de expectativas económicas sólidas. Los centros de Formación Profesional de Benavente y la pequeña industria se deberían adherir al Plan de Formación Dual que en otros lugares de la Comunidad de Castilla y León se ha puesto en marcha. De esta forma nuestros jóvenes, al mismo tiempo que se forman, estarán en contacto directo con el trabajo que van a desarrollar, animándoles de manera directa a ser los futuros emprendedores de la economía local.

Es urgente que nuestros gobernantes rebusquen en su apoltronada imaginación porque Benavente no puede vivir únicamente de la reparación de aceras, del adoquinado de las calles y de la misericordia de las subvenciones. El señor alcalde supongo que se sentirá aliviado porque ha llegado una subvención de la Junta de Castilla y León que atenuará el sufrimiento de 18 familias benaventanas por unos seis meses, y después ¿qué señor alcalde? Con estas perspectivas seguiremos viviendo de parches como estos, que en definitiva son "pan para hoy y hambre para mañana".