"Nada tenemos que envidiar los benaventanos, de otras ciudades que presumen de su Semana Santa, y no porque la envidia sea pecado, sino porque los actos litúrgicos y procesiones que aquí se celebran tienen el brillo y la religiosidad de las más solemnes tradiciones, esas que pasan de padres a hijos, esas que nos forjan como personas desde que somos niños, y que nos dan la vida al pasar los años", pregonó anoche el vicerrector de Promoción y Coordinación de la Universidad de Salamanca abriendo oficialmente los actos de la Pasión en la ciudad.

El benaventano José Ángel Domínguez Pérez, hizo suyos los versos de Miguel de Unamuno: "Era la misma procesión de antaño./ El anciano cree ver la que vio de niño,/ y el niño, aún sin darse de ello cuenta,/ espera ver la misma cuando llegue a anciano,/ si llega... Y no ha pasado más;/ ni monarquía, ni dictadura, ni revuelta, ni república./ Pasan los pasos./ Y los llevan los mozos", recitó.

Son "palabras que me atrevo a aplicar también a Benavente, mi cuna, mi ciudad, de la que me siento orgulloso, y para la que deseo los mayores reconocimientos" dijo, expresando el deseo de que "así lo estimen los responsables de otorgarle las máximas distinciones de interés turístico, pero más importante aún, ojalá que cada uno de los que llevamos a bien haber nacido en Benavente, sigamos contribuyendo a engrandecer esta Semana Santa, con nuestra fe, nuestro recogimiento y nuestro fervor", dijo en su "peroratio", tal y como establecen los cánones de la retórica.

Antes, Domínguez tuvo también palabras de reconocimiento para los cofrades y su labor. "Nuestra ciudad y las parroquias que la conforman estarán siempre en deuda con sus cofradías, que desde el respeto y la colaboración con las autoridades eclesiásticas y civiles, conjugan con dedicación, cariño y esmero una costumbre centenaria con una devoción profunda y sincera".

El vicerrector de la USAL, inició su "pregón del camino de pasión y vida cristiana" trazando un recorrido por la celebración de la Semana Santa en Benavente, "transitando en paralelo por las etapas del compromiso cristiano que cada cual hemos asumido en nuestras vidas". "Este paralelismo que buscaré relatar, entre ceremonias, vivencias y reflexiones personales, he querido sintetizarlo bajo el título de este Pregón: "Semana Santa en Benavente, una comunión de devoción y tradición, un camino de pasión y vida cristiana"", dijo delante del altar de San Juan del Mercado.

En su exposición Jose Ángel Domínguez rememoró sus vivencias en la misma iglesia en la que anoche dio cuerpo al Pregón de la Semana Santa de 201, en la misma iglesia "donde me inicié en la fe cristiana, con don Elías y don Victorino, de los que fui monaguillo". "Como tal -relató- conocí la Semana Santa desde una perspectiva privilegiada para un niño. Fue una experiencia de la que guardo sensaciones y vivencias que, como podrán ver en mis palabras, siguen aflorando cada vez que me acerco a esas imágenes que componen los pasos de nuestras procesiones".

El profesor benaventano glosó detalladamente el camino que transita desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección. "Un recorrido a través del Evangelio, en unos días en los que el protagonismo está compartido entre todos los creyentes de cualquier condición: tanto quienes habéis consagrado vuestra vida a la religión como sacerdotes, monjas y frailes, como los laicos que vivimos nuestra fe allá en el lugar que ocupamos en la sociedad".

Desde los recuerdos de su infancia e incluso a través de las vivencias "de mis hijos" en el caso de la procesión del Encuentro del Viernes Santo, Domínguez hizo un amplio recorrido por cada una de las procesiones benaventanas evocando sus impresiones y también de sus preferencias, como la del paso "que más me impresiona desde niño, el de la Desnudez (de ese Jesús que será crucificado sin sus vestiduras) o el Rodopelo (por el atropello al que es sometido el Señor con su martirio en la cruz), pero que en mi mente siempre estará grabado como el "judío del clavo"".

La iglesia de San Juan del Mercado, repleta de gente, siguió de cerca el discurso sentido de José Ángel Domínguez, al que una vez finalizado, puso el broche el pórtico musical a cargo de la soprano Natalia Mota, acompañada por la organista Olaya Hernando, que interpretaron obras de Bach, Gounod, Pergolesi, Fauré y Mozart.