«En esta época del año, nunca se ha visto así de bajo el río». Quien esto afirma es un vecino de Villaferrueña con casa ribereña en el margen derecho del río Eria desde el año 1950.

Victorino Fernández con 80 años de edad asegura no haber visto nunca descender tanto el nivel del agua del río en invierno. Una circunstancia que atestigua otra de sus vecinas octogenarias.

La lámina del agua del Eria a su paso por Villaferrueña ha llegado a descender casi un metro como lo evidencian, en la escollera de sus márgenes, las señales dejadas por las aguas durante este invierno.

El río que anega cultivos ribereños año tras año en época invernal y en verano no discurren las aguas por su cauce, es ahora un remanso de aguas cristalinas que siguen provocando demandas de regulación por parte de agricultores y habitantes de las localidades por las que recorre este cauce fluvial.

Procedente de las montañas leonesas del Teleno, el río Eria se adentra en la provincia zamorana por Alcubilla de Nogales atravesando los términos de Arrabalde, Villaferrueña, Santa María de la Vega, Morales de Rey hasta desembocar en el río Órbigo en el término de Villabrázaro.

Su cauce evidencia en estas fechas estampas singulares al permitir observar zonas ribereñas propias de la época estival ante el acusado descenso de nivel de sus aguas.

Los vecinos de Villaferrueña evocaban ayer cómo el río es objeto de atención mediática durante el invierno debido a las anegaciones de su ribera.

Victorino Fernández recuerda la llegada de las aguas en esta época hasta un nivel superior al metro o casi de dos metros cuando se producen inundaciones poniendo como ejemplo a un árbol frutal en una finca de la zona de «La Rasera», en las inmediaciones de su vivienda, cuyas aguas han llegado a superar la cota de nivel del tronco, a metro y medio de la rasante del suelo.