J. A. G.

Desde que José Manuel y María perdieron la guarda y custodia por presunto «desamparo» de sus cuatro hijos, más de un centenar de vecinos de San Cristóbal han firmado con nombre, apellidos y DNI la petición de regreso de los pequeños con sus padres.

A esta reclamación popular se suman también los certificados de sanitarios, educadores y autoridades. Si los pequeños no han sido atendidos debidamente desde el pasado mes de agosto, cuando llegaron a San Cristóbal, esta no parece haber sido la impresión ni del alcalde, ni del cura, ni de los profesores, ni siquiera del médico de los muchachos, por no decir de una parte de la población, y así consta tanto en los documentos firmados por el vecindario como en cinco certificados diferentes de los que la Administración regional tiene copia.

Bernardo González, alcalde de la localidad, certifica que «el comportamiento de los padres en todas las relaciones con el Ayuntamiento han sido correctas, y que los niños van vestidos adecuadamente, con un comportamiento adecuado y aparentemente bien alimentados».

El párroco, Abelardo Febrero, señala: «puedo manifestar que (los niños) han sido atendidos en la vida de comunidad, alimentados, vestidos y en cuanto posible escolarizados. Les he visto dialogantes con sus padres y buena relación con los niños del pueblo. Cariñosos siempre que me visitaban ya que lo hacían con relativa frecuencia».

El médico de la localidad certifica que los cuatro pequeños están vacunados según el calendario y rechaza signos de deshidratación y malnutrición en el mayor de ellos de forma expresa. De todos aporta información sobre peso, talla y percentil.

Los secretarios del IES León Felipe y del Colegio Vía de la Plata certifican asistencia regular a clases de los tres mayores, sin amonestaciones en cuestión de comportamiento en el caso del mayor y con las faltas de asistencia justificadas en los menores.

«Nosotros nunca les hemos hecho nada», asegura María Sastre, la madre de los pequeños. En su última visita «les noté más tristones», explica. «Les han dicho que les van a acoger otras familias y no les ha gustado nada porque ellos quieren volver a casa y mi me han dicho que no me los dejarán en Semana Santa».

«Yo sé que los mayores piensan que estos es temporal y es como si estuvieran en un campamento. El pequeño no entiende, pero el mediano lo está pasando muy mal. Desde que entro cuando voy a verles se me agarra al pantalón y no para de llorar», agrega su padre.

Entre los documentos aportados a la Junta avalando la atención de sus hijos figuran: