Si no hay contratiempos, en el próximo otoño Pobladura del Valle abrirá un museo naval y ferroviario en una nave construida para esta finalidad en las inmediaciones de la antigua línea ferroviaria de Salamanca a Astorga proyectada como Vía verde o Camino natural y el arroyo «Ahogaborricos» o del «Reguero» que discurre al otro extremo del pueblo, emulando a los grandes astilleros. Este es el calendario que baraja José Luis Blanco García, un joven nacido en Madrid con residencia en Benavente y compartiendo su gran afición en Pobladura del Valle.

José Luis Blanco, junto a su padre, también de nombre José Luis, han venido construyendo desde el año 2003 una gran nave de 1208 metros cuadrados, con una altura de 8 metros y 62 metros de longitud. «Nunca habíamos agarrado una paleta», confiesa el joven artista advirtiendo que la estructura fue instalada por una constructora y el resto entre los dos «albañiles». Ya sólo faltan pequeños remates, como la instalación eléctrica, en este inmueble que la familia denomina habitualmente «La Cancillería» por los abundantes elementos pétreos que contiene. El futuro museo recrea en su interior la estación de trenes neoyorkina Grand Central con sus niveles subterráneos. Los andenes de la estación más grande del mundo, la Grand Central Station y trazado de líneas ferroviarias recrearán el ambiente del espacio museístico centrado en el transporte ferroviario de los años 20 del siglo pasado compartiendo escenario también con estructuras monumentales de maquetas de navíos. Alguna de ellas la segunda maqueta a escala más grande del mundo como la del acorazado Hood. Otra de estas dimensiones se encuentra en el museo naval de la ciudad japonesa de Hiroshima, explica el artífice de las estructuras, José Luis Blanco.

El joven artista realiza sus trabajos por encargo y cuenta ya para su muestra expositiva con más de 150 embarcaciones de guerra. Trasatlánticos, buques de carga y la gran maqueta ferroviaria llevan un compendio de la arquitectura de Nueva York en los años 10 al 30 del siglo pasado, explica Blanco.

Las grandes estructuras, alguna llega a pesar casi la tonelada de peso. Construidas con acero, madera y plástico, las grandes maquetas reflejan el poderío de los navíos de guerra de la época. Monumentales maquetas de embarcaciones como monumental es la recreación de la estación neoyorkina. El acero, la madera, el hormigón y los perfiles de hierro son los materiales utilizados para construir la Grand Station. Los mismos materiales que la original.

El joven ingeniero naval está ahora en proceso constructivo de completar la segunda maqueta más grande del mundo hecha a escala, la del acorazado «Hood». Este crucero de batalla inglés del año 1922 fue hundido por el acorazado «Bismark» en una batalla del Estrecho de Dinamarca en el año 1941, en plena segunda guerra mundial. El «Hood» era el barco de guerra con la eslora más larga, 267 metros y el «Bismarck» el acorazado más poderoso del mundo, «más corto de eslora pero con mayor desplazamiento, es decir que pesaba más», explica el joven José Luis. A escala 1/27 el crucero de batalla Hood quedará expuesto en el museo. Los 10 metros de eslora de esta maqueta naval con una altura de 4 metros desde la flotación hasta el tope del mástil con las antenas de telecomunicaciones, dan una idea de la gran estructura que podrán contemplar los visitantes, muchos de ellos escolares, ya que éste es uno de los objetivos del museo.

Otro navío, «El Britania», gemelo del «Titanic», sale ahora del astillero de Pobladura del Valle, junto al arroyo «Ahogaborricos», y no del de Besfalt para compartir muestra expositiva entre grandes navíos y maquetas de bolsillo como el Graff Spee de la marina de guerra alemana (Kriegsmarine) que fue autohundido en la batalla del Río de la Plata en Montevideo en la Navidad de 1939. Barcos de guerra junto a su armamento bélico o en superficie como el que reproduce la maqueta de un arma histórica como el cañón de París que en el verano del 1918 fue usado por la armada alemana para bombardear la ciudad de París desde 115 kilómetros de distancia. Se lanzaron más de 300 proyectiles y el primer disparo ocasionó 256 muertes.