Unas veces regresaron con sus propietarios y otras a través del tiempo y las herencias. Son las fotografías, objetos, documentos y utensilios que acompañaron a los emigrantes en su aventura al otro lado del "charco", fundamentalmente en Cuba y Argentina. A partir del día 14 la historia de los hombres y mujeres que abandonaron Castilla y León para partir hacia el nuevo mundo va a estar muy cerca, al alcance de quienes quieran visitar la exposición que se inaugura en Caja España de La Marina, que permanecerá abierta al público durante un mes y que probablemente iniciará una gira por el resto de provincias.

La muestra se va a exponer coincidiendo con el Congreso sobre "La emigración castellana y leonesa en el marco de las migraciones españolas" organizado en la Uned entre el 14 y el 16 de diciembre (en colaboración con la Diputación, la Junta y el Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo) y en el que está previsto participen destacados especialistas, así como una nutrida representación de las asociaciones de emigrantes en distintos países del mundo. Al margen de las inscripciones Juan Andrés Blanco, director de la Uned, recuerda a los familiares de emigrantes que pueden asistir a las conferencias y mesas redondas de forma libre.

Entre otras cientos de fotografías con las que se reconstruye la vida de los emigrantes desde su salida de los pueblos hasta su regreso, en algunos casos ya en plena vejez gracias a la Operación Añoranza, destacan los grandes retratos que los indianos enviaban a sus pueblos para que se expusieran en las ermitas. Junto a ellos, pasaportes, certificados médicos, pagarés, billetes o cartas se ordenan al tiempo que se prepara de forma minuciosa la muestra.

El objetivo, señala Juan Andrés Blanco mientras revisa una vez más el material que se ha logrado reunir durante los últimos meses, es dividirlo en diferentes etapas. La primera de ella correspondería a las causas de la emigración. A continuación se incidirá en el viaje y los preparativos, como las autorizaciones o los certificados médicos, así como en el viaje en sí. A la llegada, se enfrentaban a otros muchos trámites administrativos y de control que también tienen su reflejo en los documentos que han perdurado hasta hoy en día.

Los documentos sobre la emigración masiva que se produjo hasta los años 30, con otro repunte entre el 47 y el 60, ilustran además cómo era la vida familiar de los castellanoleoneses en otros países. «Muy austera, de mucho trabajo y ahorro», explica Blanco, y en la que las pocas diversiones estaban «ligadas a las actividades que se organizaban en las asociaciones, es decir un ocio que servía para vincularles con la tierra».