Doce meses, una causa | 8M-Mujer
Isabel García Núñez, capitana de la Guardia Civil: "Se nos juzga más a las guardias por ser mujer, seguimos siendo observadas"
"La Guardia Civil ha evolucionado mucho en igualdad, desde 2014 ha habido un salto, aunque sigue habiendo sesgos de género como en la sociedad"

Capitana de la Guardia Civil, María Isabel García Núñez / José Luis Fernández / José Luis Fernández
Criada en Beasain, en el Goierri, hija de emigrantes en Euskadi, "mi padre es un gallego que emigró como tantos otros", el aterrizaje de María Isabel García Núñez en la Guardia Civil "fue algo fortuito, una decisión espontánea porque con 18 años y con la situación familiar que teníamos decidí tener unos ingresos propios".
El momento coincidió con la convocatoria de las oposiciones a Guardia Civil, "alguien me lo dijo y, casi sin estudiar porque no me daba tiempo, me presenté y aquí estoy", con tres estrellas que acaba de conseguir, recién ascendida a capitana, la única mujer en la Comandancia de Zamora que lo ha logrado, a lo que une el mérito de ser la primera responsable del Seprona en la provincia.
Isabel recuerda que las pruebas físicas, que tanto reproche levantan hoy en día, "eran las mismas para chicos y chicas, no fueron obstáculo para mí porque siempre he sido muy deportista, corría, hacía artes marciales...". Tenía 19 años cuando accedió a la academia y entró a este Cuerpo de Seguridad "tremendamente masculinizado", a finales del siglo pasado. Formó parte de la sexta promoción de mujeres en la Guardia Civil, dio sus primeros pasos en un cuartel pequeño, en Lumbrales (Salamanca), "fue una transición complicada porque no entendía muchas cosas, me encontré con muchos sesgos y estereotipos que, afortunadamente, ahora ya los hemos superado".
Un contexto que se correspondía con "una sociedad diferente a la actual, no teníamos esa igualdad de oportunidades de ahora en ningún ámbito profesional, había unas brechas salariales muy acusadas", un techo de cristal inalcanzable, comenta esta mujer peleona.

"Se nos juzga más a las guardias por ser mujer, seguimos siendo observadas" | JOSE LUIS FERNÁNDEZ
Un panorama más difícil para una mujer que lleva la perspectiva de género en el ADN y lo hace notar, reivindicativa allí donde llega. Sus compañeros en ese primer destino, todos hombres menos otra mujer, eran "o muy paternalistas o muy de juzgar si te confundías como podía ocurrirle a compañero porque estás aprendiendo".
De aquellos tiempos recuerda que "a nosotras dos no nos dejaban conducir ni salir juntas de servicio porque pensaban que dos mujeres en una situación de riesgo no éramos capaces", por ejemplo, en una detención a un delincuente. Una discriminación a la que pusieron fin un buen día, "nos plantamos y dijimos ‘oiga, somos profesionales como nuestros compañeros’. Afortunadamente hemos evolucionado. Esas situaciones ahora no se dan, te parecen muy fuera de contexto".
"El Plan del Igualdad de la Guardia Civil es un hito histórico"
La "jefa" del Seprona, como la llaman sus subordinados, con los que forma un equipo compacto y participativo, activa y de buscar retos, comenzó a percibir el cambio dentro de esta organización aún hoy eminentemente masculina (poco más del 12% de guardias civiles son mujeres en Zamora) "a partir de 2014,cuando se empezaron a implementar medidas de igualdad hasta que en 2019, se impulsó el primer Plan de Igualdad de la Guardia Civil, con nueve ejes de actuación con muchos objetivos en el que se implica a los hombres porque una institución es más válida y mejor cuando hay igualdad que es para todos".
En este plan trabajó directamente, "tuve la suerte de estar en la dirección general y de que la teniente coronel Silvia Gil contara conmigo en la recta final". Una iniciativa que tilda de "hito histórico en la Guardia Civil, es muy importante que la institución ponga en valor este tipo de medidas, que se dé cuenta de que hay que hacer cosas".
La reflexión enlaza con las "muchas desigualdades estructurales que permanecen" en este Cuerpo de Seguridad y en la sociedad, "que no se ven porque las percibe quien las sufre", la mujer. "Es como el lenguaje, si tú no nombras algo, no existe. La terminología ha ido cambiando porque se han ido reconociendo situaciones".
"El suelo pegajoso bajo los pies"
Los sueldos se han igualado, las oportunidades de ascenso también, aunque "tenemos los pies sobre el suelo pegajoso, todavía asumimos el rol de madres mucho más que ellos, el de cuidadoras y muchas renuncian de manera inconsciente a promocionar" por lo que conlleva a nivel personal.
La conciliación familiar y laboral sigue siendo una cuestión más de la mujer, "otra desigualdad estructural" que condiciona a las guardias a la hora de ser madre, "yo, en un momento determinado, lo desestimé porque si ascendía y cambiaba de destino era complicado conciliar".
La agente que defiende la igualdad con uñas y dientes, formada en esta materia sobre la que ha hecho un máster, no duda en recalcar que "en la Guardia Civil tenemos que ser sensibles, conocer lo que pasa y adoptar medidas porque si no reconocemos el problema no buscamos soluciones, de eso se trata".
Esta mujer con impronta asegura que "nunca he tenido problemas con mis compañeros", desde Seguridad Ciudadana a Seprona, aunque lanza "un pero" que achaca a la propia estructura de la Guardia Civil y que enlaza con aquella primera experiencia en Lumbrales: "A nosotras nos juzgan más, siempre tenemos que estar demostrando. Estamos siempre, de alguna manera, más observadas de forma inconsciente, los sesgos, los prejuicios cognitivos, la mente juzga de manera automática y cuando una mujer se confunde parece que lo hace tres veces. Esto no ocurre con el hombre".
"La mujer ejerce el liderazgo de otra manera"
Vivir en el cuartel cuando eres mujer conlleva sufrir esos sesgos, "si entras y sales, te juzgan más; si llevas una minifalda, un escote..., esos sesgos de género existen en la Guardia Civil", como en la sociedad. Como mando, "me ha resultado fácil organizar porque he tenido siempre unos compañeros extraordinarios", convencida de que "la mujer ejerce el liderazgo de otra manera, somos más empáticas, tenemos un sentido de trabajo en equipo distinto y se nota, sabemos delegar, dar a cada persona su campo de actuación". La Isabel "jefa" se define como "más abeja" en el argot del Seprona, "me dicen la abeja reina", ríe, "guardo un recuerdo muy bueno de todos mis compañeros de unidad".
El retroceso entre adolescentes le preocupa, "ejercen más control sobre las chicas, están las manadas..., algo pasa. ¿Qué estamos haciendo mal?, parece que vamos hacia atrás en determinados aspectos". Esa tendencia no la percibe en la Guardia Civil, "hay programas formativos en igualdad en academias de ascenso y promoción; y planes permanentes en las comandancias". ¿Son efectivos?, "me gustaría que fuesen más, pero lo importante es sembrar, que existan. Si diez me escuchan, es un triunfo". Implicar a los hombres en esa lucha es fundamental para alcanzar el objetivo.
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