La aseguradora del coche que cayó a la vía del Alvia en La Hiniesta no quiere pagar a los maquinistas: ¿Por qué?
La compañía se agarra a que el conductor de 89 años se precipitó a la vía porque el pretil del puente no cumplió y quedó colgando
Los demandantes insisten en que la infracción de tráfico la cometió el anciano al colisionar en el viaducto cuando no había tráfico

Valla cedida tras la colisión del todoterreno que se precipitó a la vía del ferrocarril / E.M. (Archivo)
Las familias del maquinista de 30 años que perdió la vida, de su compañero herido grave y de un viajero en el accidente del Alvia a su paso por La Hiniesta, el 2 de junio de 2020, se enfrentan con la aseguradora del Land Rover que se niega a pagar la indemnización al achacar a la precaria construcción y la falta de mantenimiento del pretil del puente la caída del vehículo conducido por un anciano de 89 años. "El coche se cayó porque la valla no estaba sujeta y el nivel de contención era deficiente", concluyeron los técnicos que elaboraron los informes para Mapfre.
Las indemnizaciones reclamadas ayer, de casi 200.000 euros, se ventilaban en el maratoniano juicio civil celebrado en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número uno de Zamora durante siete horas y media. Y es que la compañía de seguros llamó a declarar a 14 técnicos para cimentar su tesis de que el experimentado conductor, con carné desde hacía 58 años, nunca se habría precipitado a la vía del ferrocarril si el pretil hubiera cumplido con la normativa de seguridad y no hubiera quedado colgando. Los técnicos corroboraron que el conductor circulaba a 59,83 kilómetros por hora, en una vía que tenía limitada la velocidad a 60 y a 30 en la curva, y la colisión contra la bionda de la derecha amortiguó la velocidad hasta 40 kilómetros, por hora velocidad a la que chocaría contra el muro de hormigón.
Una colisión recta y un vuelo limpio
Estos peritos de parte, que vienen a contradecir los informes de la Guardia Civil de Tráfico a la hora de establecer responsabilidades en el accidente, mantuvieron ayer que "la colisión al abandonar la carretera fue completamente recta, sin oposición alguna, y el vuelo del Land Rover fue limpio hasta el interior de los raíles". Los agentes de Tráfico apuntaron al conductor como el causante del siniestro.
Además, "los postes no tenían deformación" para dispersar la energía del impacto de forma controlada y proteger la estructura. Es decir, son absorbentes y se usan en sistemas anticaídas: "Los cilindros de sujeción de la base de esos postes no estaban doblados, estaban completamente libres, nada se opuso al movimiento".

Accidente del AVE a su paso por La Hiniesta en junio de 2020, en el que murió un joven maquinista. | ARCHIVO
Los expertos fueron dando argumentos técnicos muy detallados y precisos, desgranando sus informes a preguntas del abogado de Mapfre y de los letrados de los dos maquinistas y del viajero para llegar todos la misma conclusión: "La finalidad de un pretil es evitar que el vehículo caiga desde el puente", en este caso desde del paso elevado que sortea la vía férrea a la altura de La Hiniesta, objetivo que no cumplió.
"Los pernos estaban sueltos"
"Los pernos del anclaje estaban arrancados", prosiguieron para explicar que "el hormigón funciona a compresión, para soportar cargas" y no irse abajo, pero "se arma, se meten varillas de metal dentro y se pretensa para que tenga capacidad de tracción". En este caso, no soportaron el golpe del todo terreno, según estos ingenieros. La estructura rompió en forma de "V", "lo que indica que fue golpeado y llevaba tiempo de ese modo. Los pernos estaban comidos desde hacía tiempo y debieron ser cambiados en un 70% de la sección. Habían perdido el grosor y el anclaje en hormigón ofrecía menos resistencia al agujero en el que iba metido, faltaban las aletas de los pernos que se abren cuando se coloca esta pieza.
"Estaban tan corroídos" que eran finos, "era como un pasador sin más", puntualizó uno de los expertos. La conclusión es que estas piezas metálicas cilíndricas de rosca "tenían menos resistencia porque eran menos gordas y no había una sujeción real".
Aunque se había vuelto a hormigonar el puente, apuntaron, "los pernos se sueldan con soladura eléctrica, están como hechos en un taller". Describieron que algunos de los postes que fueron derribados en el accidente habían perdido el material de anclaje y "el quinto estaba sin pernías. En otros, no habían estado nunca".
La merma de reflejos y de pericia del conductor por la edad
La merma de reflejos y de pericia del conductor del Land Rover fue una de las estrategias de los abogados de las víctimas del accidente ferroviario, lo que explicaría la falta de reacción del piloto de 89 años y la inexistencia de huellas que constaten que pudo maniobrar para evitar la caída a la vía. "Cuando pudiera reaccionar, el todo terreno ya estaría volando", indicó el letrado, convencido de que "este señor requiere más tiempo por su edad".
Los abogados aludieron a que el hombre, que falleció en el accidente, estaba enfermo y cuestionaron que la dirección funcionara correctamente para realizar un giro correcto al entrar en el viaducto. La aceleración constante que la Guardia Civil afirma que mantuvo el anciano sería decisiva en la caída de la valla, según los demandantes, si bien los técnicos indican que esta se desplaza por el mal estado y el vehículo sube por encima.
El incumplimiento de la normativa
Los especialistas concretaron que la obra de fábrica, el puente, desde donde se precipitó el Land Rover (del año 1971) incumplía con los valores de resistencia del pretil que establece la normativa para garantizar la sujeción de un vehículo en caso de colisión de unos 1.400 kilos en caso de choque a 40 kilómetros por hora, como es el caso de este vehículo. Tres peritos de la aseguradora coincidieron en que el pretil de un viaducto debe ser capaz de contener el impacto de "un camión de 30.000 kilos de peso a una velocidad de 90 kilómetros por hora".
El vehículo se desplazó 12 metros de forma ininterrumpida antes de caer a las vías. La bionda de la derecha contra la que impacta en primer lugar le devuelve hacia la izquierda, al pretil del muro, con menos velocidad, a esos 40 kilómetros.
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