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Iglesia

Un clero más multicultural

De la Diócesis de Zamora décadas atrás salieron muchos sacerdotes que fueron a trabajar a América Latina y a África. En la actualidad, 13 curas de seis nacionalidades distintas colaboran con el clero local ante el envejecimiento y una drástica merma de las vocaciones sacerdotales.

El sacerdote de La India Ajai Agustine que ha estado en Fermoselle, Benavente y ahora en Toro. | CEDIDA

El sacerdote de La India Ajai Agustine que ha estado en Fermoselle, Benavente y ahora en Toro. | CEDIDA

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

La llegada de sacerdotes de otras latitudes "ha sido siempre una constante, aunque de una manera testimonial hasta hace unos años" asegura Juan Luis Martín Barrios, delegado episcopal de Comunión Fraterna, que entre otras competencias tiene el clero.

A la izquierda, el peruano Magno Villacrés en una celebración. | CEDIDA

A la izquierda, el peruano Magno Villacrés en una celebración. | CEDIDA

En estos momentos en la Diócesis de Zamora colaboran 13 sacerdotes, cuatro de Nigeria, tres de La India, dos de Perú y uno, del Congo, uno de Haití, uno de Ruanda y otro de Tanzania.

La presencia de sacerdotes foráneos se gestiona "de obispo a obispo. Recibo llamadas de sacerdotes que desean venir y siempre les remito a que su obispo hable con el nuestro" puntualiza Martín Barrios.

Duración

El planteamiento pasa por estancias de cinco años. La primera anualidad está destinada a la adaptación y profundizar en el conocimiento de la lengua. El segundo, tercero y cuarto combinan sus estudios universitarios con la ayuda en las parroquias diocesanas de viernes a domingo y el quinto es íntegro de servicio a la diócesis.

Esos curas siempre "colaboran con un sacerdote español, generalmente con un párroco" que en su destino le encomienda las labores que estima conveniente.

Una celebracion en Benavente tiempo atrás.

Una celebracion en Benavente tiempo atrás. / Diocésis de Zamora

Martín Barrios, que realiza encuentros con ellos como con el resto de la curia, reconoce que la cultura también supone una dificultad añadida, pero "me ayudan mucho ellos a comprenderles y entre ellos son muy distintos como lo somos nosotros".

El también deán de la Catedral atestigua el programa "está funcionando muy bien", aunque reconoce que la colaboración, a veces, no se ha desarrollado como hubieran deseado. "Ha habido dos personas que habiendo acabado el tiempo por el que vinieron y que no había respuesta al objetivo han regresado a su diócesis de origen o le han encomendado otra labor en otra diócesis".

El clero diocesano en la celebración de San Juan de Ávila en Toro.

El clero diocesano en la celebración de San Juan de Ávila en Toro. / Cedida

Ajai Agustine, de La India, está en España desde diciembre de 2020 tras comenzar sus estudios de Teología en Roma. Cuando llevaba un año estudiando en Salamanca el director del colegio de Santa María, donde residía, preguntó si alguien estaba interesado en ayudar en una parroquia de Fermoselle dos o tres semanas. Él, que se había ordenado siete meses antes, no se lo pensó. "Lo que era una ayuda por tres semanas en 2022… pues se alargó" testimonia el cura que ahora está en Toro y su alfoz.

Inicio pastoral

Este hombre encaró su primer destino sin tener experiencia pastoral ni en su país de origen ni tener un dominio de la lengua de Cervantes.

Recaló en Fermoselle donde "la gente me acogió bien, yo tampoco hablaba bien el castellano, pero tenían a alguien que podía celebrar las misas" sintetiza el presbítero que cuando tiene algo de tiempo cocina los platos de su tierra.

En este aterrizaje agradece que "me ayudaron mucho los sacerdotes de la diócesis", enumera a Florentino Pérez y al obispo de Zamora, Fernando Valera,, y "empezar a conocer la zona, la cultura, un poco la tradición porque las celebraciones, las procesiones y las romerías eran algo muy extraño para mí".

El presbítero en un mirado de Los Arribes.

El presbítero en un mirado de Los Arribes. / Cedida

Poco a poco fue descubriendo una nueva realidad y nuevos destinos. De Fermoselle paso a Benavente y ahora Toro, lugares donde "me he sentido muy acogido".

Ajai Agustine ahora está realizando su tesis lo que le permite estar más implicado en la vida eclesial en Toro.

Antes estaba haciendo su licenciatura y "tenía que estar toda la semana en Salamanca y venía solo los fines de semana" un período donde respaldó a los sacerdotes de Benavente. Fue una etapa "un poco dura porque el nivel de estudios es más profundo y exigente, se necesita un tiempo y tenías que buscar tiempo también para dedicar a los asuntos de la parroquia", sintetiza.

Ajai Agustine con un grupo de fieles.

Ajai Agustine con un grupo de fieles. / Cedida

De su colaboración en el medio rural y ahora en el urbano pone en valor que "la gente se sienta acompañada, que hay alguien que siempre puedes encontrar", remarca.

La realidad de la que él procede, Kerala en el sur de la India, resulta opuesta "las iglesias están siempre llenas, los pueblos son más poblados y numerosos pero, a lo mejor, llegaremos también nosotros a una época similar a España".

Veteranía

"La diócesis de donde provengo somos pocos, pero vamos creciendo y somos menos sacerdotes que en Zamora. Yo creo que el problema de aquí es que habéis sido muchos y están acostumbrados a ser muchos. Hay que levantar el ánimo y poner ilusión sabiendo que tenemos que seguir siendo misioneros" sentencia Magno Villacrés Vallejo, sacerdote peruano cuyo último destino era un núcleo urbano integrado por 90 pueblos y donde "trabajamos muchos con agentes pastorales o catequistas. Son ellos los que llevan las comunidades adelante y el sacerdote es el que acompaña el ministerio".

Este hombre hace más de 25 años estuvo vinculado con la Diócesis de Zamora. Su primera estancia llegó de la mano del entonces obispo de Chachapoyas, el zamorano Ángel Francisco Simón Piorno que habló con su homólogo en Zamora.

El sacerdote peruano con las banderas de Zamora y de Castilla y León.

El sacerdote peruano con las banderas de Zamora y de Castilla y León. / Cedida

En aquel momento combinó su formación en Salamanca con la ayuda en Aliste de la mano del sacerdote Pedro Rosón, con una vida pastoral a caballo entre Zamora y Perú. Su recuerdo es muy entrañable de los alistanos, "unas gentes buenas y comunidades muy abiertas" y comparte, entre risas, la anécdota: "Ahora estamos acostumbrados a que venga gente extranjera, pero entonces fui el primero que llegué a la zona y me tocaban el pelo a ver si era de verdad o no".

Decidió tomarse un año sabático y volver a España, pero "viendo la necesidad que hay y los compañeros con los que estoy, decidí quedarme durante más tiempo" remarca.

Vinculado desde hace un año al arciprestazgo de Benavente, ayuda durante la semana en las parroquias de Benavente y también atiende los pueblos de Villarrín de Campos, Manganeses de la Lampreana, Granja de Moreruela y también Riego del Camino. "Gente brava que me han hecho sentirme realmente muy a gusto", certifica y menciona con afecto a Matellanes, donde ha regresado de visita y se ha reencontrado con los niños que preparó para la comunión y la confirmación.

Magno Villacrés con vairos monagillos.

Magno Villacrés con vairos monagillos. / Cedida

El sacerdote reflexiona sobre la despoblación. "Hace tres décadas ya había y al volver a los pueblos tan pequeños, pensé que estarían en ruinas y lo que me encontré fueron casas renovadas, las calles limpias... Sus gentes, aunque viven fuera, cuidan y miman su lugar de origen".

Nueva etapa. Más religiosidad popular

De su nueva adaptación alude a la dificultad porque "el ritmo de los tiempos es diferente al que estamos acostumbrados en mi tierra" y añade que "tenéis un ritmo muchas veces llevado por las estaciones y las fiestas litúrgicas están al ritmo de las estaciones".

Magno Villacrés se ha encontrado con "un país mucho más laico. Hay mucha gente que ya no participa dentro de la Iglesia, pero en estos pueblos he visto que se han revalorizado las tradiciones y se ha recuperado el folclore y las celebraciones. Existe otro tipo de vivencias que hace 30 años quizás no se le daba la importancia y ahora resulta parte de la identidad y ojalá que vaya creciendo esa identidad entre los españoles que es parte de su cultura" subraya.

El obispo de Zamora, junto al arzobispo de Onistsha, Valerian Maduka Okeke  y tres curas nigerianos que colaboran en Zamora.

El obispo de Zamora, junto al arzobispo de Onistsha, Valerian Maduka Okeke y tres curas nigerianos que colaboran en Zamora. / Cedida

Además, remarca que "he vivido en Perú y cuando vienes aquí y encuentras la fuente de donde están tus tradiciones, como reencontrarse con la cultura, reencontrarse con lo que tus ancestros han compartido y vivido".

Hace tres décadas el presbítero peruano caminó por una vereda por la que han discurrido a lo largo de estos años otros sacerdotes. Un camino al que ha vuelto, la cooperación eclesial.

"Es parte de la riqueza de la Iglesia. En Perú hemos tenido muchos españoles y muchos castellano y leoneses que han trabajado muy duro y hemos sentido su cariño, hemos sentido esa acogida y lo que he vivido en mi país de alguna manera lo veo reproducido en Zamora".

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