La hostelería zamorana, de luto por el fallecimiento de Mari Ángeles Martín, del 'Café-Bar El Azar'

El establecimiento llenó de alegría a la capital al vender 'El Gordo' de Navidad en 2023

María Ángeles Rivera y su hija, Begoña García, del bar Azar, celebran 'El Gordo' de 2023

María Ángeles Rivera y su hija, Begoña García, del bar Azar, celebran 'El Gordo' de 2023 / José Luis Fernández

La hostelería de Zamora vuelve a estar de luto a las puertas de un nuevo fin de semana. En un jueves marcado ya para siempre por la tragedia de Diogo Jota y su hermano en la A-52, la capital también vivió su desolación particular al conocer el fallecimiento de María Ángeles Rivera, la regente del 'Café-Bar El Azar'. Conocida por todos sus vecinos desde hace décadas, Rivera regaló a su ciudad un momento de gloria hace poco más de un año, cuando uno de los décimos de la Lotería de Navidad vendidos en su establecimiento quedó agraciado con 'El Gordo'.

El establecimiento que regentaba María Ángeles, el 'Café-Bar El Azar', es uno de los lugares habituales de reunión para los zamoranos, especialmente para los aficionados a La Quiniela y otros juegos de Loterías y Apuestas del Estado, que le van como anillo al dedo a su nombre. Situado en el número 6 de la calle Mirador del Duero, pasar por su barra para tomar un refrigerio o un aperitivo es uno de los planes más apetecibles después de visitar las orillas del río que divide la ciudad. La misa funeral, con todos sus seres queridos, ha tenido lugar en la mañana de este viernes en la Iglesia Parroquial de Cristo Rey.

Un día histórico

El 22 de diciembre de 2023 será un día difícil de olvidar para los zamoranos. Cuando parecía que 'El Gordo' de la Lotería de Navidad le era esquivo nuevamente a 'La Bien Cercada', aparecieron María Ángeles Rivera y su hija Begoña para inundar de alegría las dos orillas del Duero. Después de regentar el 'Café-Bar El Azar' durante más de dos décadas, esta dupla familiar vendió uno de los décimos del 88008, agraciado en aquella ocasión con 400.000 euros. Desde entonces, nunca más se supo sobre la persona agraciada, pues se vendió por máquina.

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