Entrevista | Tomás Sánchez Santiago Poeta y ensayista

"La poesía se está convirtiendo en una ceremonia de la confusión"

El escritor Tomás Sánchez Santiago habla de su nueva antología poética

El poeta Tomás Sánchez Santiago.

El poeta Tomás Sánchez Santiago. / Miguel Ángel Lorenzo

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

El autor Tomás Sánchez Santiago tiene nuevo libro. Una nueva antología poética, la tercera de su obra, que tiene la peculiaridad de que ha sido él mismo el que ha seleccionado los poemas incluidos. La empresa, nada fácil, ha tenido como resultado «El esmero» un volumen que el jueves compartió con los lectores en una presentación, donde conversó con David Refoyo, en la librería Semuret.

¿Cómo surgió esta nueva antología?

Me llamó el editor, me dijo que iniciaba en una colección de poesía y que querían contar conmigo. Yo, de aquella, estaba todavía escribiendo, trabajando con el libro de los poemas de "El que menos sabe", y le dije que no. Volvió a llamarme y me dijo que si hacía yo una antología mía y he sido yo quien ha seleccionado.

Esa selección explica en el volumen que ha sido "una dolorosa labor quirúrgica".

El criterio que seguí fue por ejes temáticos. Cuando ya tienes cuarenta años de escritura puedes ver un poco tu pequeño universo. Hay una parte que tiene que ver con toda la defensa de lo pequeño, de lo inadvertido. Hay otra parte crítica e inconformista. Hay otra parte que tiene que ver con hablar de la propia labor de la poesía. Hay otra parte de lo que llamo inmediaciones y hay una parte que me permití a mí mismo que puse "rienda suelta". Una vez que eso lo definí, ya me pareció más fácil ir colocando. Fue difícil porque no tienes ojos objetivos nunca.

Se ha quedado con 63, pero ¿ha respetado lo que escribió?

Yo creo que hay que ser fiel a lo que tú escribiste. Desde mi punto de vista sería una traición el alterar un poema de hace 15 años para ponerlo como lo pondría hoy, ahí ya no das cuenta de una evolución.

¿Cómo ve la labor hecha?

Creo que aguarda cierta coherencia con mi manera de ser. Yo siempre digo que el creador no sabe explicar lo que hace, pero lo hace. El crítico explica los trucos, pero no sabe hacerlo. Es como una pareja el oso y el húngaro (risas). Cuando escribes estás escribiendo algo. Luego aquello se va articulando a su manera, con el tiempo, con las experiencias. Se va modulando aquí y por allá y acaba surgiendo un organismo casi vivo que se llama libro.

Para mí la poesía es un pacto con el lenguaje para poder seguir viviendo a mi manera.

Usted dice que en la poesía hay que esmerarse ¿por qué?

Porque es un lenguaje que no tiene nada que ver con los lenguajes vertiginosos de la civilización actual. No tiene que ver nada con la propaganda, no tiene que ver nada con la publicidad, no tiene que ver nada con un asunto de titulares. Para mí la poesía es un pacto con el lenguaje para poder seguir viviendo a mi manera. Y el lenguaje de la poesía es inintercambiable, no es intercambiable por ningún otro. El esmero es la atención, es el cuidado, es el no conformarte con decir las cosas, incluso suponiendo que las tienes que decir para facilitar la comprensión de los otros, eso me parece una falacia muchas veces. Lo primero es el respeto, el cuidado, el esmero, para no utilizar al lenguaje de una manera bastarda.

¿El respeto al lenguaje lo observa en sus coetáneos poetas?

Hay de todo. Tengo la sensación de que la poesía se está convirtiendo en una ceremonia de la confusión, si pienso en los jóvenes. Al poema se le está exigiendo, por parte de los propios autores, facilidad, que se entienda fácilmente, comunicabilidad y eso no debe ser necesariamente así. Un creador de cualquier cosa, ya sea un poeta, un pintor o un escultor no debe suponer que tiene que hacer una pieza o que tiene que escribir para que le entiendan sus vecinos.

Pero estamos un poco idiotizados hoy en día.

Quizá lo que hay que hacer es lo contrario. Intentar que el público suba a donde tú estás, a la frecuencia en la que tú estás diciendo las cosas. Es complicado porque la poesía ha caído en desgracia, en el sentido de que se ha dejado contaminar, por ejemplo, por la canción, por la rima fácil a veces. Se ha vuelto a la rima otra vez probablemente el rap.

Es curioso cómo la poesía en el siglo XX se ha caracterizado por despojarse de todos los atributos retóricos y sin embargo se vuelve ahora otra vez a una especie de evidencia lamentable que es que haya la rima, el estribillo, el sonsonete.

Tengo la sensación de que es un paso atrás en la evolución de la poesía hasta donde nos hemos educado los de una generación que se formó en una naturalidad difícil para la poesía. Parece que no hay nada en el poema más que un discurso normalizado. Sin embargo cuando entras con el oído alerta, te das cuenta de que ahí hay un ritmo y un porqué que se aparta un poco de los usos comerciales del lenguaje. Y luego cuando hablas con poetas jóvenes muchas veces veo que están más preocupados del personaje, que son ellos mismos, que de la propia obra. Yo siempre les digo que un poeta no es una estrella de rock, que esto va por otro lado. Tenemos que ser quizá agitadores, tenemos, críticos, estar con los sentidos alerta, estar en los márgenes para ver mejor lo que hay en el barullo del mundo, y estar pendientes de la vida de otra manera, sin estar pendientes de sí mismos.

Presentación del nuevo libro de Tomás Sánchez Santiago en Semuret.

Presentación del nuevo libro de Tomás Sánchez Santiago en Semuret. / Miguel Ángel Lorenzo

Ahora ¿qué esta escribiendo?

Nada. Acabé agotado con "El que menos sabe" y desde que lo acabé no he sentido la necesidad de escribir. Mi relación con la poesía ahora es de lector.

Un libro que supuso un descaste pero que ha merecido, entre otros reconocimientos, el Premio de la Crítica.

Son cosas que caen encima sin tú esperarlo. Yo creo que la poesía está en otro lado, en otra dimensión, pero se agradece por inesperado.

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