Gracias por tanto

OPINIÓN | Soy Ángel Prieto, el padre del presbítero Javier Prieto, fallecido el pasado día 7 de mayo en Toro

Javier Prieto frente a la iglesia de San Juan en Zamora.

Javier Prieto frente a la iglesia de San Juan en Zamora. / Jose Luis Fernández

Ángel Prieto García

Soy Ángel Prieto, el padre del presbítero Javier Prieto, fallecido el pasado día 7 de mayo en Toro. Ante las impresionantes muestras de cariño recibidas en forma de abrazos, testimonios, cartas publicadas en los medios y comentarios en redes sociales, queremos mostrar nuestro agradecimiento por tanto.

Nuestra familia nunca tuvo dudas de la vocación, ilusión y el cariño y generosidad con que nuestro hijo se entregó al servicio de Dios y todos sus hermanos en la tierra, en esas tierras de nuestra Zamora dispersa y muchas veces sola, en la que él intentó esparcir con su sonrisa eterna algo mas que el testimonio de su fe, a juzgar por las muestras de cariño de todas las parroquias donde ejerció su pastoral, primero como seminarista y después como diácono y presbítero.

Nuestro hijo, teniendo "todo" lo que un joven de su tiempo necesita, formación, trabajo, renunció a todo para darse a los demás, empezando de cero asumiendo una larga formación hasta llegar a su fin; su familia nada le reprochó nunca, al revés, nos hizo mejores a todos y, como tuve ocasión de decir en su despedida, disfrutamos (poco tiempo) de esa enorme felicidad que el tenía, que brillaba como un sol radiante y, como leo estos días, le hacia brotar una sonrisa eterna.

Gracias a don Fernando Valera, obispo de nuestra Diócesis, a cuyas palabras de consuelo nos aferramos en estos días; a sus hermanos en el presbiterio, diáconos y seminaristas, a los que pedimos recen por él y por nosotros.

Quiero agradecer el apoyo de nuestra familia (abuela, hermanos, sobrinos) que sienten su marcha con un dolor de padres o hermanos) intentando aliviar el nuestro. Al resto de nuestra familia, nuestros amigos y compañeros.

A todo Fuentesaúco, que celebró con él sus días más felices y que estuvo con él y con nosotros llorando su despedida (Ayuntamiento, Cofradías de Semana Santa, Club de Amigos de Fuentesaúco) y uno a uno todos sus vecinos, hoy nuestros hermanos en el dolor.

A todas las personas anónimas que nos han abrazado diciéndonos simplemente el nombre de un pueblo, una parroquia para añadir, algún comentario cariñoso que les nacía del corazón.

A los representantes de la Cofradía de la Virgen de la Concha, cuyo pendón lo acompañó en su funeral.

A sus amigos de todo tipo y condición, algunos desde su época de bachillerato y estudios universitarios o trabajo de Madrid, a sus amigos de Sevilla donde su devoción por la Semana Santa les unió para siempre y que estos días también lloran la muerte de Javi.

A las gentes de la ciudad de Toro y sus parroquias, que estos días se han volcado con nosotros en un abrazo fraternal que jamás olvidaremos y que nunca podremos pagar. A sus instituciones encabezadas por su Ayuntamiento representado por sus concejales, representantes de asociaciones civiles y de la administración que olvidaron su responsabilidad para hablarnos de nuestro hijo como "el buen pastor" que habían conocido y apreciado en tan poco espacio de tiempo.

A los representantes de sus cofradías de Semana Santa, que han escrito cosas que nos hacen llorar, sabed que era su Pasión, no importaba categoría. Fuentesaúco, Zamora, Bercianos, Sevilla y Toro, su gran descubrimiento, como él nos decía estos días, y que tuvimos la enorme suerte para nuestro recuerdo de compartir con él el Domingo de Resurrección.

A los miembros de la Policía Municipal, que en todo momento y con gesto cariñoso nos facilitaron nuestra movilidad en el entorno de la Colegiata.

También quiero agradecer las palabras de cariño y consuelo del jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, y el trato de los miembros del Puesto de Toro, que se despojaron de su capa de oficialidad para ponerse la de humanidad benemérita al servicio de los afligidos.

No me tomen en cuenta si alguien no se ve representado en esta carta de agradecimiento, he intentado recordar todo lo que nos han dicho y escrito, pero estos días, entenderán, estamos desbordados.

Gracias.

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