Las zamoranas "pasan" del cribado de cáncer de cuello de útero

De las cinco mil pruebas que las mujeres se realizaban hace una década se ha pasado a las 1.255 del último año contabilizado por Sanidad

Pruebas de detección de cáncer de cuello uterino.

Pruebas de detección de cáncer de cuello uterino. / J.N.

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

El programa de prevención y detección precoz de cáncer de cuello de útero no acaba de calar entre las mujeres de Castilla y León, pese a ser el cuarto más frecuente en esta población, sumar unos 400 nuevos diagnósticos al año y alcanzar una incidencia de 33 nuevas afectadas por cada 100.000 habitantes cada ejercicio en la comunidad, informa la agencia Ical.

El problema no es exclusivo de la comunidad. Si se observan las estadísticas nacionales, se detecta cierto desapego generalizado, algo que no ocurre con otros cribados, por ejemplo, con el de detección precoz del cáncer de mama.

En Zamora la tónica de descenso es clara. En 2014 y 2015 se superaron con creces las cinco mil citologías en Zamora, e incluso en el año 2021 todavía se llegó a las 4.355. Sin embargo en 2022 las pruebas del cribado del cáncer de cuello de útero fueron solo 1.777 y en 2023 bajó incluso más, hasta las 1.255 pruebas.

La participación en el programa ha caído a pesar de que son la mejor herramienta para encontrar lesiones precancerosas, paso previo a cánceres invasivos. Al tratarse de un cáncer menos visible que el de mama, donde muchas veces los tratamientos se dirigen a lesiones premalignas, que todavía no se han convertido en cáncer, muchas mujeres pueden subestimar su importancia, y hay una menor percepción de riesgo, explican a Ical fuetes de la Consejería de Sanidad, que insiste en que su repercusión es muy diferente en función del momento del diagnóstico.

De hecho, se pueden diagnosticar desde lo que se consideran lesiones premalignas que suponen poco más que una pequeña verruga.

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