Las semillas autóctonas aportan el gran valor de su memoria genética

Las segundas Jornadas de Intercambio de Semillas, organizadas por el colectivo Zamora en Transición —que cumple así con su objetivo de ser una entidad con proyectos activos— sirvió para poner en valor la agricultura más cercana, no solo con el trueque y donación de semillas, sino por las conferencias que se pudieron escuchar en el salón de actos de la Biblioteca Pública de Zamora.

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Patricia Luceño, miembro de La Biblioteca de Semillas de Valladolid, un proyecto de educación ambiental financiado por la Junta de Castilla y León, fue una de las invitadas y aprovechó para desgranar la forma de trabajar en esta iniciativa y apostar por un servicio que ayuda a aquellas personas que quieran seguir cultivando las mismas plantas que sus antepasados, haciéndolas accesibles.

Recuperar, conservar y compartir

"Nuestra intención no es solo darlas a conocer, sino también recuperar, conservar y compartir las variedades autóctonas y tradicionales" que entienden que son parte de la cultura del territorio. De ellas, ante todo destacó su memoria genética.

"Las semillas con las que trabajamos en estos momentos llevan décadas cultivando un lugar y esa memoria es beneficiosa para ese terreno, en primer lugar, porque se cultivan siguiendo prácticas ecológicas, lo que proporciona una relación con lo de fuera", indicó.

Otro de los beneficios de estas semillas ancestrales es que se convierten en una "apuesta más segura" frente a los retos del cambio climático. "Se producirán versiones meteorológicas más extremas e imprevisibles, pero la fortaleza genética de estas semillas les ayudará a sobrevivir como especie", subrayó.

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Terminó la charla con el sistema de préstamo de la biblioteca de Valladolid y la red de guardianas de semillas que las amparan.

Cambio en comunidad

Leslie Griffiths fue otra de las ponentes invitadas a estas segundas Jornadas de Intercambio de Semillas organizadas por el colectivo Zamora en Transición. "Normalmente, tendemos a esperar a que sean los políticos quienes hagan los cambios para seguirlos nosotros. Otras veces los hacemos a nivel personal, como reciclar o cambiar nuestra alimentación. Pero la verdad es que los cambios más importantes se producen y se han producido siempre a nivel de comunidad", animó, apostando por prácticas y formas en la agricultura "que no implique la producción se agote para las generaciones futuras".

Centrada en la agroecología y la permacultura, Griffiths detalló algunos ejemplos para entender mejor estos dos conceptos. Sobre el segundo, se centró en los patrones que ya existen en la naturaleza como inspiración para diseñar los sistemas, haciendo que estos no desperdicien energía.

"Ahora mismo, en nuestro sistema alimentario estamos usando arterias para llevar comida a varios sitios dando demasiados viajes para producir, transformar y envasar nuestros alimentos. Con un sistema más territorializado, por ejemplo, tendríamos una parte central de operaciones y producción, y después varios capilares de distribución de comida a nivel más local", propuso como ejemplo para utilizar la energía de forma más eficiente, como hace la propia naturaleza.

Finalizó con experiencias "inspiradoras" que ya son una realidad. "No se descubre nada nuevo, solo se unen saberes que llevan años funcionando", apuntó.

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