Entrevista | Luis Santamaría Investigador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES)

"El fenómeno sectario apunta a las carencias de la sociedad"

Tras un escaparate muy atractivo, suele haber una trastienda de engaño, de manipulación

Luis Santamaría, ayer en el Club La Opinión-El Correo De Zamora

Luis Santamaría, ayer en el Club La Opinión-El Correo De Zamora / Miguel Angel "xDe4d" Lorenzo

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

El profesor Luis Santamaría regresa al Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA para presentar su último libro, "La Nueva Era en el siglo XXI", donde alerta sobre los peligros de algunas prácticas que, aparentemente, parecen saludables, pero que esconden objetivos compatibles con los fines de las sectas.

¿Qué aporta a su visión sobre las sectas este nuevo libro?

Lo que pretende es poner un poco de orden en un tema tan complejo como es el de la Nueva Era, una especie de cajón desastre, donde entran sectas, pero también autores con proyección internacional, propuestas de meditación o técnicas de relajación. Es decir, es algo que va más allá de las sectas como tal, por lo que no es fácil discernir, así que intento aportar un poco en este libro para ver cómo detrás de tantas cosas positivas también hay otras muchas negativas que hay que tener en cuenta a la hora de acudir a un centro, practicar una determinada técnica o leer unos libros.

Ha habido un auge en las últimas décadas, ¿a qué cree que puede ser debido?

Es cierto que algunos analistas defienden que la Nueva Era se quedó en los años sesenta, vinculada a la contracultura y el movimiento hippie. Y es cierto que arrancó como búsqueda de alternativa en el mundo espiritual, pero está más viva que nunca, creciendo en una sociedad en crisis como la occidental. Está proponiendo una visión mística de la vida que, en principio, es algo positivo, pero al final arrastra a las personas, no es una vivencia libre de la espiritualidad, sino el seguimiento de ciertos gurús y maestros, con una visión más esotérica de la vida, que hacen a muchas personas creerse especiales, depositarias de una verdad o de una sabiduría escondida y sentirse por encima de los demás.

Zamora. Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. Presentación literaria "La nueva era en el siglo XXI", con Luis Santamaría

Luis Santamaría con su libro "La Nueva Era en el siglo XXI" / Miguel Angel "xDe4d" Lorenzo

¿Beneficia a ese auge actual esta sociedad de estrés y prisas?

Por supuesto. Frente a una vida cada vez más materialista, se propone una mirada al interior, frente a la sociedad de las prisas, una introspección. Se crean reclamos muy atrayentes, porque, justamente, anclan en las necesidades del ser humano actual.

El peligro de lo pseudoterapéutico

¿Dónde radica el peligro, si aparentemente son técnicas inofensivas?

El peligro se ve de una forma muy clara en el ámbito de lo pseudoterapéutico de la Nueva Era, al que dedico dos capítulos de mi libro. Ahí hablo de las pseudoterapias, tanto de las de salud en general como las de salud mental, que usurpan lo que es una psicología basada en la evidencia. Se comprueba cómo detrás de un discurso maravilloso que ofrece una sanación y salud integral, siguiendo determinadas técnicas, se esconde un sistema perverso de engaño que se nutre de la vulnerabilidad de los enfermos y de sus familias para ofrecer una curación falsa, con el pretexto del mayor misticismo, de buscar la verdadera identidad, de ir a la raíz interior de los problemas de salud. Ahí está habiendo un engaño manifiesto que puede incluso acabar con la muerte de las personas. En otro capítulo explico cómo la Nueva Era, que pregona liberar a la persona, puede acabar esclavizándola.

Zamora. Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. Presentación literaria "La nueva era en el siglo XXI", con Luis Santamaría

Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. Presentación literaria "La nueva era en el siglo XXI", con Luis Santamaría / Miguel Angel "xDe4d" Lorenzo

¿Cómo?

Porque está arrastrando a depender de unos maestros espirituales que habrían tenido una experiencia sobrenatural que quieren compartir con los demás. Y esto se está haciendo con las técnicas típicas del fenómeno sectario. Por ejemplo, me están llegando cada vez más caso en nuestra provincia de personas que comenzaron a practicar ejercicio que, en principio, no tendría nada de malo, como el yoga o mindfulness, o que está en torno a terapias como reiki, constelaciones familiares, registros akáshicos o la terapia Gestalt. Pero esto les hace alejarse de sus familias, creerse especiales y, poco a poco, esos sanadores o videntes acaban arrastrándolos a una realidad paralela, quedando en sus manos para ser manipulados y explotados.

¿Es posible hacer alguna de estas prácticas sin caer en estas manos?

El peligro está siempre presente, como indico en el libro, y quiero que la gente esté alerta. Llevo muchos años estudiando estos fenómenos, leyendo lo que sus propios maestros dicen, yendo al fondo del asunto, y veo cómo la mayor parte de estas prácticas tienen ese riesgo incluido. Llamo a la gente a que tenga cuidado porque tras un escaparate muy atractivo, suele haber una trastienda de engaño, de manipulación. A uno lo atraen por una necesidad, pero el propósito de esos grupos es captar a las personas y hacerlas dependientes de una idea que no iban buscando.

La importancia de los testimonios

Dentro de su estudio de las sectas, ¿consideraba, a priori, que estos movimientos eran menos peligrosos?

Sí, porque una visión primera y superficial a muchas de estas técnicas nos muestra su cara positiva, los efectos beneficiosos que se pueden comprobar, algunos incluso respaldados por estudios científicos. Pero cuando uno empieza a estudiar más y, como es mi caso, a recibir testimonios de personas que han sido víctimas directas o peticiones de consulta y ayuda de familiares que están sufriendo por un ser querido, me hacen ser cauto. Intento ayudar a los demás sin criticar, sino exponiendo datos, sobre todo a la hora de captar, que es cuando estos maestros, terapeutas o guías ocultan información.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido durante su investigación?

A veces me he encontrado con prácticas que, en principio, no parecían tener riesgo, como ejercicios físicos sin vinculación con ninguna espiritualidad o incluso sistemas de nutrición. Cuando uno profundiza, tienen toda una filosofía detrás y suponen una cosmovisión que se acaba imponiendo por parte de los profesionales o terapeutas a las personas que entran ahí. Y junto a esto, tantas derivaciones sectarias y coercitivas de tradiciones religiosas tan antiguas como el hinduismo y el budismo, que fascinan tanto a la gente de Occidente y que uno tiene que conocer muy bien para no caer en determinadas trampas. Hay que distinguir lo que es el hinduismo y budismo válidos, sanos y tradicionales, de lo que son extremos sectarios de lo que Policía Nacional y Guardia Civil nos han mostrado algunos ejemplos, con operaciones en toda España.

¿Se vuelve cada vez más complicado luchar contra este enemigo que son las sectas?

Más que como enemigo, veo el fenómeno sectario y la Nueva Era como síntoma de nuestra cultura actual, apuntando a las carencias y al lado negativo de nuestra sociedad. ¿Por qué tienen éxito? Porque están fallando muchas cosas en nuestra sociedad y, si consiguiéramos ir mejorando muchos aspectos de nuestra vida comunitaria, las sectas, desde luego, encontrarían menos personas a las que manipular y someter.

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