Sonidos afroamericanos en piel zamorana, un nuevo grupo

Los sonidos afroamericanos cobran vida en el septeto zamorano Sould N’Sound, exponente del buen hacer de seis músicos que se han batido en bandas y grupos locales y nacionales o proyectos personales.

SoulNsound, grupo zamorano que acaba de nacer

Jose Luis Fernández

Sus vidas siempre han tenido una banda sonora propia: han crecido entre teclados, saxos, baterías, trompetas, guitarras, tambores, baterías, bajos y contrabajos. Han tocado todos los "palos", desde formaciones musicales locales y nacionales a orquestas para bregarse en las verbenas, esa gran escuela, componer o lanzarse en solitario.

El grupo Soul N' Sound, de izquierda a derecha: Demetrio Madrid, Luis Gil, Alicia Ruiz, Ángel Pérez, Javier Núñez, Aníbal Silva y Víctor Fernández.

El grupo Soul N' Sound, de izquierda a derecha: Demetrio Madrid, Luis Gil, Alicia Ruiz, Ángel Pérez, Javier Núñez, Aníbal Silva y Víctor Fernández. / JOSE LUIS FERNANDEZ

Cada una de esas aristas tiene su peso en la banda zamorana Soul N’ Sound define a los seis músicos que la conforman junto a la solista. Esa voz privilegiada con tintes de gospel afroamericano y rhythm and blues muy alejada de sus raíces ancladas en el barrio de San Frontis, donde Alicia Ruiz reside con Ángel Pérez, su pareja y alma mater de la formación.

El amor por la música en general, esa necesidad de tocar, de interpretar, aunque sea en casa y solo, que mueve a cada componente de Soul N’ Sound ha dado forma al sueño común de ensamblar. "Siempre me ha gustado la música afroamericana, el jazz, el sould, pero nunca ha habido tiempo para trabajarlo porque, con todos mis respetos, no es lo mismo tocar un pasodoble, que tiene su miga, que estos temas que estamos interpretando que son bastantes más complejos", apunta Ángel, el portavoz de este septeto, quien formó parte de Nacor Blanco donde conoció a alguno de sus compañeros de grupo actual.

Sonidos afroamericanos en piel zamorana

Sonidos afroamericanos en piel zamorana

El boca a boca para ampliar la "familia"

La pandemia del COVID-19 fue el punto de inflexión para esta pareja, "lo que teníamos era tiempo, me puse a escribir partituras y empecé a llamar a gente, a músicos profesionales". Ángel consiguió despertar el interés de colegas y "se fueron apuntando a medida que este proyecto iba creciendo, hemos ido ampliando la familia".

La sacudida que emprendió, el boca a boca en busca de integrantes para su banda, recorrió las 63 bandas que existen en esta pequeña ciudad, de apenas 60.000 habitantes, y llegó a los cerca de 7.000 músicos entre amateurs y profesionales, "es un porcentaje bastante alto respecto a otras ciudades", apuntan desde Sould N’ Sound.

"Hay más músicos que en Valladolid o en Salamanca", concreta Ángel, en comparación con el número de población. "Al final, nos conocemos todos y todas, tenemos gente en común dentro de este mundo, somos una familia y no hay mal rollo, nos ayudamos entre todos los grupos, incluso, para dejarnos instrumentos" o tocar en un momento puntual, agrega este pianista y tecladista. Mubaza ha sembrado mucho y bien, y continúa haciéndolo: si hay competencia, es sana, "de buen rollo", para impulsar no para frenar ni destruir al otro, "para mejorar", recalcan al unísono antes de regalar una improvisada actuación a la periodista y al fotógrafo de este diario.

Desde Amy Winehouse a Sinatra

Fue así como fueron llegando Víctor Fernández, saxo tenor; Aníbal Silva, trombón de varas; Luis Gil, batería; Javier Núñez, guitarrista y bajista; y Demetrio Madrid Martín, el saxo barítono que acompañan a Ángel , teclado y voces; y a Alicia, la solista con una voz con matices, timbre, volumen, el tono, que le permite cantar a Tina Tunner, a Amy Winehouse, Norah Jones, Nina Simone para interpretar temas de Sinatra o Joe Cocker, entre otros muchos. "El repertorio trasciende a varias generaciones", apuntan.

Detrás de este proyecto que ha ido creciendo muy poco a poco, que ya ha hecho sus bolos el invierno pasado y en verano en la capital zamorana y en la provincia, está el trabajo denostado de cada cual, pero, sobre todo, la cabezonería de Ángel para llevar esos sonidos afroamericanos allí donde se tercie. Este "paleta" autónomo a tiempo completo para poder comer, pero músico hasta las trancas, con un dominio absoluto del piano y los teclados, conoció a Alicia en una orquesta, "cuando la escuché, me quedé impresionado", pensó que no podía desperdiciar su talento. Ambos no podían dejar pasar la oportunidad lanzarse y de hacer realidad su sueño.

"Empezamos cuatro", bajo, batería, voz y piano. Pasados cuatro años, a medida que crece "la pequeña cartera de clientela" porque es una música muy específica, "para eventos, para bodas, no es la típica orquesta que encaja en fiestas populares", aunque aspiran a poder tocar en cualquier escenario y en cualquier fecha del año. Al crecer esa demanda, explica Ángel, "va creciendo la posibilidad de contratar a más gente, porque la banda va cobrando más y eso nos permite crecer" para verbenas tras hacer desde esos momentos incipiente, el grupo ha crecido.

Sonidos afroamericanos en piel zamorana

Ángel Pérez, creador de la banda Sould N' Sound. / José Luis Fernández

Los primeros bolos

En esos primeros pasos, "nos buscamos la vida y la banda toca, más que nada, para amigos", aunque ya se les ha podido escuchar, cumplidos estos cuatro años de trayectoria con conciertos en la emblemática sala El Clavi, de Lugo; en Valladolid; y en casa, en Zamora, en el Avalon Café; en el "santuario" de la música en directo de la capital, la Cueva del Jazz en un par de actuaciones; en el Seminario de San Atilano este verano, en el evento cultural "Ars Textum", promovido por el Ayuntamiento de Zamora o en la terraza del Teatro Ramos Carrión.

Una media de seis actuaciones al año es un número nada despreciable para una banda incipiente con un género tan poco común en escenarios de Zamora. Siguen buscando cartera de clientes, para lo que han contratado a un experto en redes sociales, "estamos en Instagram y en Tick Tock, hemos puesto en marcha una página web (souldnsouldband.com) y parece que va bien, está empezando a sonar el teléfono".

La compenetración de los instrumentalistas, "músicos muy, muy buenos, profesionales", todos con una larga trayectoria, lleva detrás jornadas de ensayo junto con Alicia en el local situado a escasos kilómetros de la capital, donde todas las horas son pocas para limar aquella nota, repetir aquel tema o tocar una nueva canción para agregar al repertorio. Horas robadas al ocio y al tiempo de asueto que les dejan sus respectivos empleos. Solo Alicia está en el paro, estudiando oposiciones.

"Muchas veces no hemos librado gastos"

Esa dedicación máxima y esa profesionalidad confiere cierto caché para compensar y para sufragar los gastos de transporte, del equipo de luces y de sonido propio, para pagar a esos técnicos también, "muchas veces no hemos librado ni gastos", apunta el impulsor de la banda, satisfecho. Un revés que se suple "con mucha ilusión de casa uno de los integrantes, todos nos hemos apretado el cinturón y hemos tocado por la mitad" de lo que se correspondería con ese esfuerzo y profesionalidad. Lo importante es hacer bolos. La primera cita de este 2025, el día 15 de febrero en Monfarracinos, un concierto gratuito. La buena sintonía va más allá de los acordes: hay tiempo para las risas y las cervezas.

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