Entrevista | JUAN RAMÓN HEREDIA ELVAR Doctor en Ciencias del Deporte y Salud

"El riesgo de padecer sarcopenia se incrementa en la población sedentaria"

"Se puede recuperar cierto nivel de masa muscular, pero el objetivo principal debe ser mejorar la fuerza y esto es posible a cualquier edad"

El profesor e investigador Juan Ramón Heredia

El profesor e investigador Juan Ramón Heredia / Cedida

L. G. M.

"El ejercicio físico, clave en la prevención de la sarcopenia" es el título de la charla que impartirá Juan Ramón Heredia Elvar el viernes 29 de noviembre en el marco del programa de la sexta edición del Congreso Internacional Silver Economy de Zamora, El profesor e investigador de la Facultad Biomédicas y de la Salud Universidad Alfonso X y Doctor en Ciencias del Deporte y Salud busca con su ponencia despejar las dudas sobre esta enfermedad.

–¿Qué es exactamente la sarcopenia?

–Aunque en su definición y comprensión inicial se entendía como pérdida de masa muscular, la evidencia actual nos hace plantear dicho problema como una patología relacionada con la función del músculo, es decir, como ocurre con cualquier órgano cuando se ve afectada su función (insuficiencia cardiaca, renal o respiratoria, por ejemplo) deberíamos entenderla como la insuficiencia muscular. Esta función está relacionada, de una manera más concreta, sobre aquello que el músculo realiza, es decir, aplicar fuerza. De esta forma tener unos inadecuados niveles de fuerza y masa muscular, aumenta el riesgo de caídas, discapacidad y mortalidad. Es necesario también recalcar que esta pérdida, si bien se ha vinculado principalmente con el envejecimiento, hoy debe ser considerada no solo en otras poblaciones y sobre todo relacionadas con otras patologías, dado la conexión que el músculo tiene con órganos como el hueso o el tejido adiposo.

–¿Qué síntomas alertan de la enfermedad? ¿Se puede prevenir?

–Este es uno de los principales focos de la investigación actual, dado que los criterios para establecer una posible sarcopenia y poder diagnosticarla está vinculadas con pruebas (cuestionarios, pruebas de prensión manual, sentarse y levantase de la silla, velocidad de marcha, etc…) que son establecidos en población geriátrica. En la actualidad se está trabajando para poder obtener criterios diagnósticos simples, fiables, válidos y sensibles para no solo establecer puntos de corte en diferentes edades, sino también para valorar posible estados de riesgo vinculados con tener un nivel de fuerza por debajo de los valores propios según sexo y edad. El riesgo de padecer sarcopenia se incrementa en población sedentaria, con bajo nivel de actividad física y laboral y también que padezcan patologías como obesidad, diabetes, cardiopatías, etc.

–¿Hay tratamiento o medicamentos?

–En la actualidad no hay un fármaco con evidencia suficiente y que tenga efectos sobre esta patología. El único y que además es muy eficaz y seguro es la realización de un programa de ejercicio físico orientado a la mejora de la fuerza. Este programa se debe ver acompañado por una adecuada nutrición.

–¿Es cierto que la sarcopenia se asocia a un aumento en el riesgo de presentar otras enfermedades? ¿Cuáles?

–Efectivamente este vínculo es bidireccional, es decir, la sarcopenia aumenta el riesgo de padecer otros problemas de salud, pero también aquellos que padecen ciertas patologías (a nivel del sistema inmune, a nivel metabólico, cardio-respiratorio, etc..) verán como dichas patologías se pueden complicar con el acompañamiento de un estado sarcopénico. En algunos casos este aspecto, los niveles bajos de fuerza, masa muscular y función, es algo menos valorado a nivel clínico, pero que en ciertas poblaciones puede ser más relevante que otros biomarcadores.

–¿Qué tipo de alimentación se debe seguir si se padece sarcopenia?

–Garantizar una adecuada nutrición es complejo en nuestra sociedad actual y especialmente en ciertas poblaciones de adultos mayores. La educación nutricional debería ser un objetivo prioritario en todas la fases etarias y considerando recomendaciones respecto a garantizar adecuados aportes de proteínas, Vitamina D, etc. Todo ello debería realizarse siempre con la adecuada supervisión de un médico especialista y/o graduado en nutrición.

–¿De qué manera influye el deporte en la sarcopenia?

–Responder a esto es algo más complejo. Podríamos sumarnos al eslogan fácil de "cualquier cosa es mejor que nada", pero la evidencia actual nos permite decir que no siempre es así. Al igual que "cualquier fármaco es mejor que ninguno", se trataría de realizar un programa de ejercicios adecuados que garantizase no solo la eficacia y el mínimo riesgo para quien lo practique, sino que le permita incorporarlo a su estilo de vida con facilidad, comodidad y en la medida de lo posible, placer por su práctica. En este sentido los profesionales de las Ciencias de la Actividad Física y Deporte, poseen una formación universitaria especializada con el máximo conocimiento sobre todas estas posibilidades. Sobre la sarcopenia el entrenamiento de la fuerza es el que posee más evidencia y la clave será la individualización.

–¿Se puede llegar a recuperar la masa muscular perdida por la edad?

–Se podría recuperar cierto nivel de masa muscular, pero esto en la mayoría de los casos no debería ser el objetivo principal ni más importante (tampoco ese tipo de entrenamiento). El objetivo más determinante deberá ser mejorar la fuerza máxima aplicada/capacidad de aplicar fuerza en la unidad de tiempo, y la buena noticia es que esto es posible lograr a cualquier edad. Logrando este objetivo se habrá alcanzado un adecuado nivel del segundo. Este es el gran avance actual, un conocimiento mucho más preciso y profundo de los estímulos necesario para favorecer estas adaptaciones y mejorar la fuerza en cualquier momento de la vida. Aunque debemos seguir insistiendo en la necesidad de que lo importante debería ser la prevención, es decir incorporar el ejercicio físico a nuestras actividades cotidianas en un momento donde nuestra expectativa de vida es mayor y como forma de dar una mayor calidad de vida a estos años.

–¿Qué tipo de deporte es el más aconsejable para la prevención del envejecimiento?

–El envejecimiento implica una serie de acontecimientos biológicos que conllevan el incremento de riesgo de padecer ciertas patologías, pero también de un deterioro de la función de la capacidad para hacer nuestras actividades de la vida cotidiana, que cada vez nos demandarán más esfuerzo y energía. Muchas de estos procesos vinculados al envejecimiento se centran en los cambios en dos tejidos muy importantes: el músculo (el órgano más grande que poseemos) y las mitocondrias (que merecen un capítulo aparte). Por ello programas de ejercicio que mejoren nuestra fuerza y capacidad cardio-respiratoria y metabólica, son la clave. Incorporar ejercicios de fuerza y resistencia al menos 2-3 veces por semana (separados entre 48-72 horas) sería la mejor inversión sobre esta prevención.

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