Doscientos zamoranos son atendidos cada año por intentos autolíticos

El forense Antonio González insta a escuchar: "No se deben pasar por alto comentarios sobre el deseo de morir, se debe acudir al especialista"

Imagen de archivo de una residencia de ancianos. Foto de Matthias Zomer

Imagen de archivo de una residencia de ancianos. Foto de Matthias Zomer

Los intentos autolíticos suman unos 200 en la provincia de Zamora al año, a los que hay que agregar la veintena que termina con la muerte de quien "siempre avisa, no hay que creer que quien repite "¿qué hago yo aquí?", "para qué voy a seguir viviendo", "estoy de más", están pensando en poner fin a su existencia", afirma el subdirector del Instituto de Medicina Legal de Zamora, el forense Antonio González González.

No son fabulaciones, ni ideas aleatorias, advierte el experto, "no se trata de meras manifestaciones, hay que comprobar que no tiene esa ideación y a esas personas deben verlas rápidamente un médico, el de familia lo puede detectar, que lo valore".

El experto forense es tajante al afirmar que "cualquier manifestación como "voy a quitarme de en medio, cuidado, no es baladí. Esa idea del que lo dice no lo hace es lo que más daño a hecho. Eso no es verdad, lo dice a los amigos, al médico de familia muy a menudo, porque le tiene confianza, a un familiar y esa simple manifestación tan frecuente de "¿qué hago yo aquí en este mundo?" debe levantar las alarmas".

Y es que detrás de un suicido hay una elaboración muy calculada de la persona sobre cómo poner fin a la vida de uno mismo, por lo que la familia, los amigos, el entorno de estas personas deben buscar la intervención de un médico.

La mitad de los casos se producen por ahorcamiento, mientras que la sumersión en ríos, pozos o pantanos es otra de las causas más frecuentes de muertes violentas y el uso de un arma de fuego, junto a la ingesta de medicinas están detrás de otros fallecimientos de este tipo. Los suicidios con armas blancas no son tantos como suele pensarse, como tampoco los cortes en el cuello que se detectan cada dos o tres años en la provincia.

Existen dos picos de edad en los que hay un mayor riesgo, abunda Antonio González, en los que los intentos: "la adolescencia o jóvenes en edades próximas a los 18 años, que en Zamora son pocos porque hay una población escasa en esa franja de edad; y los ancianos, que son la mayoría" por ese mismo motivo, estamos en una sociedad envejecida.

La provincia no se distancia de los estándares estadísticos de otras territorios de Castilla y León o del resto del país, si bien la diferencia entre las muertes entre uno y otro pico de edad es más exagerada por ese factor de envejecimiento demográfico.

La edad entre los adultos donde el riesgo puede estar presente es a partir de los 65 o 70 años, para aumentar desde esta última edad y hasta los 80, a partir de esa horquilla descienden los suicidios y los intentos autolíticos, de acuerdo con la casuística de la provincia de Zamora.

En este punto, vuelve a entrar en juego el factor demográfico, "ya hay menos población con esas edades", además de las dificultades físicas y mentales que se tiene en la senectud para poder ejecutar ese acto voluntario. Esos últimos datos se refiera a los suicidios consumados, cuyo número es tres veces más frecuente en varones que en mujeres, entre las que se observan más tentativas porque utilizan métodos menos agresivos, por lo general recurren a la ingesta de medicamentos con los que no logran su finalidad. "Los varones suelen recurrir a métodos más inmediatos y agresivos". Todo ello, no implica que los casos se den en todas las edades.

Las edades en las que menos suicidios consumados hay en Zamora es en la adolescencia y jóvenes, "en todas las edades de esos periodos", al igual que ciertos momentos en la vida de las mujeres, como el posparto o momentos críticos de su existencia como divorcios, pérdidas de hijos o hijas, episodios muy traumáticos en los que "ese tipo de llamadas de atención no son raras. Muy a menudo, no son tentativas de matarse, sino manipulativas, para reclamar más atención" de la familia o el entorno, indica el subdirector del Instituto de Medicina Legal de Zamora no duda en manifestar que

Por lo que respecta a los factores que pueden detectarse en estos casos, no hay uno que pueda denominarse decisivo, "la depresión es el más importante, puede ser el factor principal, pero se produce por múltiples causas".

Entre la población de edad más avanzada, ancianos, "la soledad, la enfermedad física o psíquica, y la discapacidad grave, aunque, en el fondo, siempre hay un factor depresivo, salvo que exista una enfermedad como la psicosis", agrega el más veterano de los médicos forenses de Zamora.

También existe algún porcentaje de víctimas de estas muertes violentas que no sabes por qué, "no dejan ninguna huella" que pueda llevar a alguna conclusión de por qué han terminado quitándose la vida, concreta.

La pandemia del COVID-19 no ha incrementado los casos, "tuvimos un descenso" que se explica porque había una interactuación mayor entre las personas, más tiempo para comunicarse y cuidar unos de otros, las personas estaban en casa, había llamadas a diario con familias y amigos, todos pendientes unos de otros, que supuso un amparo para estas personas más vulnerables a la vida.

El "peligrosísimo" estrangulamiento sexual: la muerte llega en décimas de segundo

¿Y los juegos eróticos de asfixia o estrangulamiento? "Si se descontrola, no sales, la práctica mata en décimas de segundo, incluso, aunque se esté acompañado de una persona que intente ayudarte". Esas personas el estado alucinatorio que ocurre, al final, en cualquier tipo de muerte. La erección del pene (priapismo post mortem), real en los ahorcamientos, es una respuesta física, "consecuencia de que la presión de la sangre se va a la zona, las vesículas seminales se llenan de sangre y el pene se inyecta, sale un poco de semen". Esos juegos eróticos "persiguen prolongar el orgasmo a través de las reacciones lentas del cerebro, lo intoxico porque le llega poco oxígeno, empieza a tener problemas y se producen alucinaciones, la persona ve cosas que no ocurren realmente, sensaciones que no tiene", añade el forense. En Zamora, los juzgados y los forenses investigaron un caso en el último tercio del siglo pasado: el hombre murió.

Los mensajes o cartas de despedida, solo en el 12% de los casos

Las notas manuscritas o en dispositivos informáticos o móviles para explicar el por qué de la decisión o la carta de despedida es un tópico, ya que solo se cumple en el 10% y el 12% de los casos, como lo es que vaya dirigida a sus seres queridos. "Lo que sí tienen es un contenido muy estereotipado y exculpatorio, que básicamente viene a decir que no se culpe a nadie, que nadie me ha ayudado", explica el subdirector del Instituto de Medicina Legal de Zamora. Unas misivas que, por lo general, van dirigidas al juez, al tratarse de textos que dejan fuera de este acto a sus seres más cercanos, detalla, puesto que el auxilio a una persona para que se quite la vida tiene consecuencias penales en España. Aunque no siempre son textos inocuos, los reproches a terceras personas también están presentes, a veces, quienes el suicida quiere dañar o culpabilizar de su acto violento, "los señalan con el no le culpéis".

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