Luis García Montero en Zamora: La vocación de descubrir lo que se esconde bajo las palabras

El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, inaugura las jornadas "Otra forma de leer" en el Campus Viriato

Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, durante su conferencia en el salón de actos del Campus Viriato. | Alba Prieto

Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, durante su conferencia en el salón de actos del Campus Viriato. | Alba Prieto / B. Blanco García

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

Espronceda fue el primer poeta que Luis García Montero admiró. Y todo gracias a su padre, que cada domingo reunía a la familia alrededor del gran volumen "Las mil mejores poesías de la lengua castellana" para leer a sus seis hijos —todos varones, para desesperación de su madre— esos versos con voz teatral. "La canción del pirata" le atravesó, pensando en su propia rebeldía infantil, siendo el mayor de sus hermanos en aquella Granada de los años sesenta.

En ese hogar, sus padres tenían reservado el salón de las visitas "con un sentido de hospitalidad, donde los niños teníamos prohibido entrar, para no romper nada, como era habitual", rememoró entre risas. Pero el pequeño Luis se coló un día para descubrir todo un nuevo universo. Su padre guardaba allí como un tesoro la colección de Aguilar, con ejemplares encuadernados con elegancia de Galdós, Lope de Vega o Lorca, el segundo poeta que le conquistó. "Descubrí en él la poesía, abrí uno de sus libros y vi que sobre la superficie estaba ocurriendo algo, ahí, debajo de las palabras. Me sentí primero emocionado y después interesado", describió. Fue entonces cuando comenzó a aprender a pensar "lo que ocurre debajo de la superficie de las letras" y vio claro su destino: con la poesía y con la enseñanza.

Explicar los poemas a los otros

"Como sabía que como poeta no me iba a poder ganar la vida, me propuse explicar a los demás los poemas", argumentó para justificar su labor de profesor y definir lo que significa tener vocación, que, según él, "consiste en poder ganarse la vida haciendo lo que harías aunque no te pagaran". Poco que ver con tener un trabajo, "que es ese que te ayuda a pagar las facturas", diferenció.

Defendió la labor del narrador, con ese diálogo que se genera entre el escritor y el lector a través de la obra en sí. "El autor construye su espacio público aprendiendo a meditar sobre él mismo y el lector habita la propuesta y se reconoce en ella", resumió sobre esa simbiosis que hace que del "yo" se pase al "nosotros", una transformación que ocurre "en el amor, en la sociedad democrática y en el hecho de la lectura", apuntó.

Biografía vinculada a la lectura

El director del Instituto Cervantes compartió así con los asistentes al Campus Viriato su biografía, uniendo su admiración por la lectura con su dedicación a la poesía. "No conozco mejor metáfora del contrato social que el hecho de la lectura", sentenció, subrayando que ese contrato "está en el eje de nuestra vida democrática". En este sentido, lamentó que en la actualidad se confunda la libertad con la ley del más fuerte, la igualdad con la homogeneidad "y la diversidad como fragmentación de minorías", añadió.

La vocación de descubrir lo que se esconde bajo las palabras

La vocación de descubrir lo que se esconde bajo las palabras / Alba Prieto

El análisis de la actualidad también le llevó a señalar otra enseñanza de la literatura que ha hecho suya, donde "la verdad no es un punto de partida, sino de llegada. No tiene que ver con lo espontáneo, ni siquiera con lo que saber decir para caer simpático, sino que conviene pensar las cosas tres veces", aconsejó.

También quiso aprovechar para analizar el papel de la información en la actualidad. "El eje fundamental de la democracia es el derecho a la información, pero ahora parece un territorio donde se hace un juego muy sucio", denunció, añadiendo que "aunque siempre ha existido la mentira, ahora corre mucho más rápido que la verdad, gracias a las redes sociales. Parece estar diseñada para que sea algo más impactante", acusó.

El descubrimiento de Serrat

Volvió de nuevo la vista atrás para seguir dando ejemplos de cómo la poesía siempre ha estado presente en su vida, trayendo a la actualidad al padre Antonio Díaz, ese maestro que un día le puso en clase un disco de un joven cantautor que había puesto música a poemas de Antonio Machado. "Con el dinero que me había dado mi abuelo por mi cumpleaños, me fui a la tienda a comprar ese disco", narró. Así fue como su primer LP fue aquel trabajo de Joan Manuel Serrat de 1969.

Poco imaginaba el García Montero niño que, años después, recibiría la llamaba del propio Serrat, para pedirle permiso para ponerle música a uno de los poemas de su libro "Habitaciones separadas". Así nació la canción "Señor de la noche", con los versos de "Canción de brujería". Reconoció el poeta que esa llamada, "en la que Serrat me cantó la canción, me emocionó, pero no por vanidad, sino porque él había trabajado antes con poemas de Machado, Miguel Hernández, Alberti o León Felipe", puso como ejemplos. Ni un segundo dudó en darle un permiso "que no necesitaba", consideró.

Un recuerdo a Almudena Grandes

Quiso terminar su charla en Zamora declamando uno de los poemas de su último libro, "Un año y tres meses", en recuerdo de su esposa, Almudena Grandes. El título hace mención al tiempo que tardó en arrebatársela la enfermedad. "Ese suceso me dejó sin sentido, así que busqué el sentido en la poesía para evitar la soledad", reflexionó.

Próximas citas literarias

La visita de Luis García Montero es la primera dentro de las jornadas "Otra forma de leer", organizadas por la Dirección Provincial de Educación. También en el salón de actos del Campus Viriato estará César Pérez Gellida, el 9 de mayo a las 17.00 horas, representando a la novela negra y con el Premio Nadal 2024 ya asimilado.

Tan solo unos días después, el 13 de mayo, se acercará a Zamora Luis Landero, a la misma hora y en el mismo lugar, representante de la novela y Premio Nacional de las Letras Españolas. Cerrará el ciclo la filosofía, con la presencia el 21 de mayo, a las 17.00 horas en el salón del Museo Etnográfico de Castilla y León, de José Carlos Ruiz.

Todas las ponencias son abiertas al público, porque la lectura no entiende de fronteras, sino que hace a las personas más libres.

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