Zamora, las playas no lo son todo

El "turismo de un día" cede paso a estadías más largas en la ciudad, especialmente entre aquellos que desean evadirse del bullicio de las playas y disfrutar del interior de la meseta

Turistas disfrutan del románico y visitan el Castillo de Zamora.

Turistas disfrutan del románico y visitan el Castillo de Zamora. / Jose Luis Fernández

Jorge Peña

En Zamora, al contrario que ciudades costeras como Benidorm, donde los visitantes dedican la mayor parte de su tiempo a pasarlo en la playa, los turistas prefieren conocer la ciudad, sus monumentos, sus iglesias, sus calles, en definitiva, la historia de la bien cercada, la cual es extensa y está repleta de acontecimientos históricos.

Cada esquina de la ciudad esconde una pequeña anécdota histórica. También todo ello puede deberse a la falta de litoral en la provincia de castilla la vieja, pero de todos modos el que viene se va conociendo Zamora y enamorado de su belleza.

Desde la Oficina de Turismo, comentan que, en el verano, pese a que existe variación en cuanto a nacionalidades predomina el turismo nacional. "Les llama mucho la atención el románico, es una de las cosas por las que más preguntan. Pero también, son destinos que no faltan en sus itinerarios, el Castillo, la Catedral, las aceñas de Cabañales y, cómo no, el Puente de Piedra, aunque este último les gusta verlo desde miradores donde puedan presenciar toda la panorámica de la ciudad y a su vez, el puente y el río Duero", explicaba una de las trabajadoras.

Y es que, pese a que Zamora durante gran parte del año tiene lo que se denomina "turismo de un día", es decir, visitantes que acuden a la ciudad para pasar el día, dar un paseo por sus calles y disfrutar de la gastronomía de la zona, desde la Oficina de Turismo, recalcan que han notado que en la última quincena de este mes de julio y con vistas al mes de agosto la gente prefiere hospedarse y pasar varios días en la provincia.

Turistas en el Mirador del Troncoso disfrutan de las vistas al Duero y al Puente de Piedra. | Jose Luis Fernández

Turistas en el Mirador del Troncoso disfrutan de las vistas al Duero y al Puente de Piedra. | Jose Luis Fernández / Jorge Peña

"La gente que viene y se hospeda durante 4 o 5 días en esta época del año suele ser gente que vive en las costas y que prefieren escapar de las multitudes y de las olas de turistas que llegan a sus ciudades de residencia, para realizar turismo de interior y conocer zonas como Zamora que ofrecen variedad de actividades".

Ejemplos de esos eventos por los que se interesan son algún concierto, en caso de acudir en fin de semana o alguna exposición interesante que haya durante su estancia en la ciudad. También aprovechan para visitar otras partes de la provincia. Los Arribes del Duero una de las zonas más demandadas. "Preguntan por los Arribes sobre todo y también por algún pueblo cercano que visitar. Toro suele llamar mucho la atención", comentaban desde Turismo.

Para que estén bien informados en todo momento desde la oficina les proporcionan mapas e itinerarios, además de horarios de monumentos, museos e iglesias para visitar.

Con respecto a los souvenirs, algunas de las tiendas más visitadas son aquellas que ofrecen productos de la tierra, debido en parte, a la gran gastronomía zamorana que es un escaparate perfecto para promocionar la ciudad. El chorizo y el queso zamorano, son algunos de los productos que más han triunfado, eso sí, sin olvidarse del vino. Los regalos más típicos también tienen su público como pueden ser los imanes utilizados para decorar las neveras o las esculturas de pequeña escala de la Catedral.

Como se aprecia, Zamora es una joya histórica y cultural que aguarda para cautivar a los viajeros más inquietos. Una ciudad que irradia encanto y misterio, y que a lo largo de los siglos ha sido testigo de la grandeza de civilizaciones pasadas. Con sus estrechas calles empedradas, majestuosas murallas y un patrimonio arquitectónico sin igual, es un lugar que enamora a primera vista y se convierte en un destino imprescindible para los amantes del turismo auténtico.

Pero Zamora no solo es un tesoro histórico, sino que también es una puerta de entrada a la naturaleza virgen que rodea la ciudad. Desde el Parque Natural de Arribes del Duero, donde los acantilados se alzan majestuosos sobre el río, hasta los extensos viñedos que producen algunos de los mejores vinos de la región, la provincia de Zamora es un paraíso para los amantes de la naturaleza y la enología.

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