CURIOSIDADES

La historia de la serpiente de Zamora con cabeza de perro que esconde la iglesia del Carmen

El reptil es un exvoto de Diego Lara, emigrado a Brasil, que se salvó del ataque del animal en el siglo XVII al invocar a la Virgen de la iglesia extramuros de la capital

La historia de la serpiente de Zamora de la iglesia del Carmen.

La historia de la serpiente de Zamora de la iglesia del Carmen. / ANA BURRIEZA

Histórica y viajera, desde el mismísimo municipio brasileño de Piratininga en Pernambuco (Brasil) hasta Zamora. La gran serpiente que corona el acceso a la iglesia del Carmen situada en Víctor Gallego, que mide 5,40 metros de longitud, o más bien su piel para someterla a taxidermia, cruzó el Atlántico antes de mediados del siglo XVII.

El espectacular reptil es, en realidad, una anaconda brasileña disecada que fue entregada como exvoto a la Virgen del Carmen para depositarla en el templo extramuros de la capital. Y es que, el zamorano Diego Lara, en la creencia de que conservó su vida por encomendarse a su virgen zamorana, logró vencer a tamaño animal.

La historia de la serpiente de Zamora situada en la iglesia del Carmen: tiene la cabeza de un perro.

La historia de la serpiente de Zamora situada en la iglesia del Carmen: tiene la cabeza de un perro. / ANA BURRIEZA

La historia, que no leyenda, está documentada en la Universidad de Sao Paulo, localizada 300 años después del suceso por otro zamorano, Ricardo Román Blanco, que se había trasladado allí por tres meses como catedrático de Historia y paleógrafo, y terminó en esa ciudad sus día, como profesor en la misma Universidad, aunque sin perder el vínculo con Zamora, que visitaba a menudo, explica su sobrino, Manuel Román Mugano.

La anaconda del Carmen: de Pernambuco a Zamora

La anaconda del Carmen: de Pernambuco a Zamora / Susana Arizaga

Los textos que encontró detallan que el animal estuvo a punto de poner fin a los días de Diego Lara. La anaconda "lo cogió y estaba ya empezando a apretar. Él se vió muy mal, el hombre se acordó de su virgen, sintió como una luz y, en el último momento, pudo arrearle bien en la cabeza con su machete", revive con pasión y al detalle el sobrino del catedrático zamorano Ricardo Román Blanco, de San Cebrián de Castro, quien se encontró con la documentación que recoge tan magna hazaña por casualidad, entre un voluminoso cúmulo de textos espñaloes de siglos pasados, desde su llegada a tierras brsileñs, en el siglo XV, casi apolillados y por ordenar.

La fe en la Virgen del Carmen

"La serpiente fue aflojando y ya exhausto", prosigue el relato Manuel, "pero todavía con vida, se fue librando poco a poco porque la culebra se murió, casi la cortó la cabeza". La iluminación y la fuerza que le proporcionó su fe en la Virgen del Carmen debía tener una buena recompensa: "Decidió desollar a la anaconda, curtir la piel y traerla a España para disecarla y entregarla a la Virgen del Carmen", pero sin cabeza y sin los 30 centímetros más próximos a esta parte del cuerpo del reptil. El zamorano "murió en 1665 en loor de santidad, por el cambio de comportamiento que experimentó" tras la impresionante experiencia, localizada por el intelectual zamorano sin sospechar siquiera de su existencia entre la multitud de escritos históricos que se le encomendó traducir y clasificar en la Univesidad de Sao Paulo. Este catedrático era una eminencia, le ensalza su sobrino, y, para muestra un botón: Acudía a la Universidad de la Sorbona de París para formar a los futuros catedráticos", cuenta este ferroviario zamorano orgulloso de su tío fallecido hace más de diez años.

Un gamberro destrozó el cráneo

Si la mayoría de zamoranos ni sospechaban que el origen de esta gran serpiente tuviera detrás esta proeza, menos aún podrían imaginar que la cabeza del animal no es, en realidad, la de la anaconda original. La gamberrada de un vándalo le costó la cabeza al exvoto, tras golpearla en Navidad, cuando la iglesia permanecía abierta al estar incluida en la ruta de belenes. El cráneo cayó a los pies del beodo que la había molido a palos. No quedó otro remedio que acudir a "un taxidermista muy conocido en Zamora, de la carretera de La Hiniesta", para que la dejara como nueva.

Ricardo Román no podía pasar por la capital sin visitar al profesional, acompañado de su sobrino. Una visita que les sirvió para descubrir una curiosidad igualmente desconocida sobre el reptil. "Este taxidermista nos contó que, cuando Diego Lara tuvo el encontronazo con la culebra, años antes de 1665, no había productos químicos para separar la cabeza y las vértebras más próximas a ella, por lo que faltaban unos 30 centímetros en total de la parte delantera del reptil".

Iglesia del Carmen. La historia de la serpiente de Zamora

Iglesia del Carmen. La historia de la serpiente de Zamora / ANA BURRIEZA

¿Cómo se solucionó la falta del cráneo de la culebra? "El taxidermista de Zamora nos contó que era de un cánido, la han arreglado un poquito para simular la de la cabeza".

El encargo de la Universidad de Sao Paolo condujo a Román Blanco también al descubrimiento del primer Tratado de Tordesillas de 1494 que halló un alumno suyo. El catedrático se encargó de traducir y contextualizar, documento anterior al conocido que recoge la decisión de los Reyes Católicos de entregaban Brasil a los portugueses a cambio de aguas en el Atlántico, una noticia que recogía el periódico "Correio Brazilienze" en 1996, ilustrada con la foto del catedrático zamorano junto al novedoso texto. Pero esa es ya otra historia.

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